
Este jueves a las 18.30 la Isla de los Inventos reabrirá sus puertas, ahora en Presidente Roca y el río Paraná, después de varias semanas de trabajos para duplicar su superficie –se sumaron 4 mil m²– e incorporar nuevos espacios de juego. En la gran apertura del jueves tocará Música para volar desde las 21, pero habrán actividades y artistas durante todo el fin de semana de reestreno. Cuarteto Auréus se presentará el viernes, sábado y domingo de 17 a 20.
Los nuevos paisajes
- Ruedan las ruedas (con todas las RR del ferrocarril). Torres, túneles, palancas, calesita molinete, zorra a pedal: los objetos del mundo ferroviario se transforman en juegos para poner el cuerpo en acción.
- Entre la espera y la esperanza. Todo un andén de pronto se detiene, para que te detengas, para sentir la sensación de parar el tiempo. Devanar cada minuto, hacer hilos de segundos y tejer sueños colectivos al abrigo de un cielo estrellado.
- Al lado del camino. Deslumbrarse, sentirse parte de un pequeño gran universo donde todo crece: árboles, hojas, aromas, trinos, vuelos, palabras. En la espesura del verde brotan temas de conversación y uno se encuentra con el otro como si fuera la primera vez.
- Bienvenidos al tren. Un furgón-biblioteca lleno de historias de nosotros, con espacio para compartirlas, encontrarse a charlar, a estudiar, leer un libro o el diario en papel. Proyecciones, encuentros con autores, valijas con cuentos, rondas de lectura y hasta un piano público.
- Faroleros de lo que vendrá. La casa del farolero conserva la luz de las utopías y la antigua costumbre de alumbrar lo remoto en el viento del asombro. Los jóvenes faroleros convocan lo colectivo, crean proyectos, manifiestos de una nueva generación, y encienden imágenes de porvenir por toda la ciudad, para inventar un presente más humano, para que la vida sea vida y la comunidad la gran oportunidad de ser vivida.
- Llegadas y partidas. Entrar y volver a entrar. ¿Llegamos?¿Partimos? Es el mismo viaje, sin mapas ni único destino. El umbral es línea y ritual. Borra el adentro y afuera, se levanta hacia el cielo para convertirse en puente y en mirada y desde allí, capturar las lejanías, el mundo entero, y decir “nosotros” como quien pronuncia la primera palabra.
- La calle de la celebración. Esta es la calle donde nace la fiesta, donde los cuerpos danzan, cantan y juegan. Somos comparsas en kermeses, carnavales, bailes y mesas compartidas. Un espacio y un tiempo para vivir el sentido de la celebración como acontecimiento humano.