Los ingresos totales crecieron 73,7% a/a mientras que los gastos aumentaron levemente por debajo (72,9% a/a), siendo ambos incrementos menores a la inflación interanual del mes pasado (78,5% a/a).
En el lado del gasto, se destacó la suba de 288,5% del gasto de capital, empujados por gastos en infraestructura energética (3051% a/a), que probablemente corresponden a gastos en la construcción del gasoducto de Vaca Muerta.
Los subsidios energéticos se mantuvieron “contenidos” creciendo apenas 47% a/a mientras que los subsidios al transporte se “descongelaron” al crecer 77,2% a/a. El gasto social, que es el principal componente del gasto primario. creció por debajo de la inflación (62,3% a/a). Por su parte, las transferencias a universidades recuperaron ritmo al crecer 107% a/a.
En el acumulado de los primeros ocho meses el déficit primario acumulado sumó $1,1 billones (1,4% del PBI) según la metodología del FMI. La meta de déficit primario actual es de $1,142 billones, por lo cual el déficit primario de septiembre debería ser menor a los $42.000 millones para cumplir con la meta de déficit primario si la meta nominal se mantiene sin cambios. Sin embargo, existe la posibilidad que esta meta sean recalculada nuevamente debido a la mayor inflación.
Considerando la aceleración del gasto a partir entre noviembre y diciembre, el déficit primario cerraría este año entre 2,7% y 2,9% del PBI según señalan las proyecciones de los principales analistas.