En una reñida definición, el ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, encabezó el conteo de votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales y se impuso por escaso margen al actual jefe de Estado, Jair Bolsonaro. De esta forma, habrá ballotage el próximo 30 de octubre.
Tendencia que sorprendió a más de uno, ya que prácticamente todas las encuestas daban cuenta de una diferencia mucho más holgada en favor del líder del Partido de los Trabajadores (PT). Varias encuestadoras, incluso, arrojaban una contundente victoria en primera vuelta.
Con el 97% de los votos escrutados, Lula obtiene el 47,8% de los votos, y Bolsonaro el 43,7%. Como se esperaba, el resto de los candidatos se ubican muy lejos de los principales aspirantes. Simone Tebet, del Movimiento Democrático Brasileño, y Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista, apenas superan el 4% y 3%, respectivamente. Los otros siete, en tanto, no logran pasar el 1%.
Además de la buena elección a nivel nacional, Bolsonaro consiguió buenos resultados en los estados más importantes del país. En Río de Janeiro, su bastión y de donde creció como político, su candidato a gobernador, Claudio Castro, conseguía el 57% de los votos y se imponía en primera vuelta contra el elegido por el PT, el intelectual Marcelo Freixo. En Minas Gerais, el estado más grande a nivel territorial, su elegido, Zema, hacía lo propio con el 57% contra el 33% de Kalil. En San Pablo, donde supo Lula da Silva como líder, Tarcísio Gomes de Freitas -un hombre que no vivió en este estado- se imponía primero con el 43% contra el 34% de Fernando Haddad, el hombre del PT que se encamina a una derrota segura en doble turno.
La campaña del Partido de los Trabajadores (PT) cree que hubo un “voto silencioso” a favor del presidente Bolsonaro que no detectaron las encuestas, que le daban a su candidato entre el 50 y 51 % de los votos. El equipo de campaña de Lula se encuentra en el hotel Novotel Jaraguá de San Pablo siguiendo el escrutinio y estaba previsto que el candidato del PT ofrezca un discurso.
Por su parte, Bolsonaro, de 67 años, gobernó el mayor país de América Latina a golpe de crisis, especialmente con una fustigada gestión de la pandemia que dejó 686.000 muertos y un desafío constante a las instituciones democráticas. Mantiene un sólido apoyo entre el electorado evangélico, el agronegocio y los sectores más conservadores.