El Gobierno avanza en un fuerte recambio de su gabinete, que se concretará en las próximas horas y que tiene varias decisiones confirmadas y otras que todavía restan formalizar. Por un lado, es un hecho que Claudio Moroni y Juan Zabaleta dejarán su lugar en los ministerios de Trabajo y Desarrollo Social, respectivamente.
El lugar de Moroni se lo disputan entre el kirchnerismo, un sector alineado con el presidente Alberto Fernández y la propia CGT. En el caso del reemplazo de Zabaleta, la principal candidata, casi confirmada, es Victoria Tolosa Paz, diputada nacional y con larga trayectoria en el área social. La funcionaria aceptó el ofrecimiento del Presidente, a quien responde políticamente. Sólo resta el aval de Cristina Kirchner a su designación.
Además, también se espera que se oficialice quién reemplazará a Elizabeth Gómez Alcorta, que renunció el viernes pasado al cargo de ministra de Mujeres y Género. Así, del gabinete original de Alberto Fernández sólo quedarán cinco nombres vigentes en sus puestos originales: Gabriel Katopodis (Obras Públicas), Eduardo de Pedro (Interior), Matías Lammens (Turismo), Tristán Bauer (Cultura), Juan Cabandié (Ambiente) . Santiago Cafiero, que comenzó como jefe de Gabinete, hoy es canciller.
Tolosa Paz, la candidata para un lugar caliente
Veinticuatro de mayo, sede del PJ Nacional en la calle Matheu. Mini cazuelas de locro, albóndigas con tuco, empanadas tucumanas y vino tinto. Reinaba el buen clima, con casi todo el Gabinete presente y Alberto Fernández sintiéndose dueño de una celebración propia, en la víspera por la fecha patria, pero también porque a casi 19 años de la asunción de Néstor Kirchner buena parte de los miembros de aquel gabinete iniciático, con Ginés González García y Gustavo Béliz a la cabeza, estaban junto a él, en “su” fiesta, quizá la última del albertismo antes de su definitiva desintegración.
La responsable de hacerlo pasar ese momento al vicepresidente había sido Victoria Tolosa Paz, a cargo de la organización del evento. Esposa de su gran amigo (e histórico publicista) José Albistur, la diputada nacional organizó una noche en la que los presentes cantaron por “Alberto Presidente” y en la que se quejaban porque los medios no comunicaban una serie de presuntas buenas noticias sobre la economía. La prensa, cerraban, se entretenía más detallando los constantes embates de Cristina Kirchner y La Cámpora a Martín Guzmán, entonces de viaje por Estados Unidos, en plenas negociaciones con la titular del FMI, Kristalina Georgieva.
Aquella fidelidad hoy podría tener premio. Tolosa Paz, que como antecedente había encabezado la lista bonaerense del Frente de Todos, ahora es la carta de Fernández como reemplazo de Juan Zabaleta al frente del Ministerio de Desarrollo Social. Se trata, quizá, de la cartera más conflictiva y sensible para el Gobierno nacional, foco de reiteradas protestas durante el año por parte de los piqueteros de izquierda por la entrega de planes sociales.
Su nombre, el recambio, se da en medio de una reactualización del Gabinete, que incluye la salida de Claudio Moroni de Trabajo y un reemplazo de Elizabeth Gómez Alcorta, la reciente renunciada a Mujeres y Género.
Tolosa Paz, remarcan en su entorno, conoce el paño. “Si se trata de Desarrollo Social, puede escribir un manual Vicky”, exageran. Antes de ser proclamada candidata a diputada el año pasado, se había desempeñado como Secretaria Ejecutiva del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, dentro de Presidencia.
Y previamente trabajó en el ministerio durante el gobierno de Eduardo Duhalde, de 2002 a 2003, y en los primeros años de Alicia Kirchner como ministra. También en la provincia de Buenos Aires, con Daniel Scioli como gobernador, y en la ANSeS, en la última etapa de la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner.
¿Qué falta para confirmar su llegada, que dan por hecho otros importantes funcionarios del Gobierno? Muy probablemente el aval de Cristina Kirchner. Tolosa Paz quiere asumir con un guiño y si es posible con una charla previa con la vicepresidenta. Pero la propuesta ya fue hecha y ella está dispuesta a asumir el desafío de gestionar el ministerio en los 14 meses finales del mandato de Alberto Fernández.
¿Aval de los piqueteros oficialistas?
Los primeros que impulsarían la llegada de la dirigente platense a Desarrollo Social son los referentes de los movimientos sociales alineados al Gobierno, parte también del albertismo resiliente, como Emilio Pérsico, Fernando “Chino” Navarro y Daniel Menéndez, del Movimiento Evita y de Somos Barrios de Pie; todos, a la vez, funcionarios ejecutivos.
En el caso de Pérsico se trata de quien como secretario de Economía Social administra una caja de $ 322.610 millones como el Potenciar Trabajo, que ya tuvo que ser actualizada tres veces en el año y que acaba de agotarse nuevamente, antes de la mitad de octubre. Probablemente la primera decisión que tenga que tomar Tolosa Paz en caso de asumir sea ampliar esa partida.
En 2023 el presupuesto previsto para ese programa alcanza los $ 590.000 millones, un exponencial 160% de aumento nominal respecto al plan original de $ 227.000 millones de 2022, que contradice cualquier política de ajuste que haya diseñado el ministro de Economía Sergio Massa. Las urgencias del ministerio obedecen a ese crecimiento contundente: hay que cubrir un padrón de 1,3 millones de beneficiarios cuyos haberes suben cada vez que se actualiza el Salario Mínimo Vital y Móvil, una constante en un país con inflación de 100%.
El desafío de gestionar un ministerio loteado
La relación con Pérsico y el Movimiento Evita no será el principal desafío interno que enfrentaron Daniel Arroyo y Juan Zabaleta y tendrá que enfrentar Tolosa Paz si es la elegida. Desarrollo Social es el ministerio donde más claras quedan las diferencias de criterios a la hora de administrar recursos dentro del variopinto paisaje del Frente de Todos.
En las oficinas de 9 de Julio y Belgrano conviven dirigentes que responden a movimientos sociales de diferentes perfiles, como Rafael Klejzer, aliado de Juan Grabois, o Ramona Miño, secretaria de Integración Socio Urbana que también responde internamente al líder del Frente Patria Grande.
Pero la otra caja estratégica la maneja La Cámpora, con Laura Valeria Alonso como secretaria de Inclusión Social a cargo del programa Políticas Alimentarias, del que depende la entrega de la Tarjeta Alimentar, que en la actualidad alcanza a cuatro millones de personas.
Ni Zabaleta ni previamente Arroyo pudieron construir una buena relación con Alonso, que se enfrentó con Pérsico desde el principio de una gestión en la que el kirchnerismo duro plantea que fueron menos beneficiados que sus “primos” albertistas dentro del ministerio.
En parte, los números le dan la razón al planteo camporista. Comenzaron la gestión con recursos muy superiores en Políticas Alimentarias en relación a los del Potenciar Trabajo. Este año, pero sobre todo el que viene, eso cambiará notoriamente: manejarán $ 442.756 millones, “apenas” un 78% más que el ejercicio anterior, muy por debajo porcentualmente del aumento de recursos que refleja el programa que administra Pérsico.
Además, los montos de la Tarjeta Alimentar no se modifican desde mediados de abril, todavía con Martín Guzmán como ministro, cuando subieron un 50% y pasaron a topes de entre $ 9.000 y $ 18.000 mensuales, según la cantidad de hijos de cada beneficiaria. Pasó mucho tiempo, dicen, y no hay novedades sobre nuevas actualizaciones. ¿Es lo que negociaba Zabaleta con los piqueteros opositores para garantizar algo de paz social, sin acampes en las calles?
La gestión de los recursos también es una medalla que en La Cámpora se anotan a favor. A diferencia de lo que sucede con el Potenciar Trabajo, los pagos de Tarjeta Alimentar se hacen en línea con las asignaciones por hijo que realiza ANSeS cada mes: es fácil ver cómo se paga y quién la recibe.
Todo lo contrario pasa con el plan vedette que maneja Pérsico: nadie dentro del ministerio sabe exactamente cuántos beneficiarios tiene cada organización y tampoco si en el camino las organizaciones sociales se quedan con porcentajes de lo que cobra cada persona. Así pasó, por ejemplo, con el Polo Obrero, que según palabras del propio dirigente Gabriel Solano, percibía un 2% de cada beneficio mensual que reciben unos 60.000 afiliados.
