“En un país serio, una pyme no le puede vender a supermercados. Yo les vendía a todos hasta que colapsé. Hay poder de compras diferentes, con filas de tipos que les quieren vender. Vos hacés acuerdos: comprame tantos kilos y te doy tal bonificación, por ejemplo. Y esos contratos no se cumplen nunca, pero vos no tenés a quién recurrir”, explicó en diálogo con Hora 10, de Francisco Olivera.
“En los chacinados, por lo general las empresas que están en supermercados son todas grandes, porque en su precio de producción ponen el precio de construir la marca. Para otra marca ese precio es muy caro, entonces no te conviene estar en el supermercado”, agregó.
Los acuerdos no cumplidos, al no tener a quién recurrir, los comés en el costo. Y yo me harté de eso.
“En Estados Unidos las cadenas grandes negocian con distribuidores grandes, y esos a su vez con las pymes. Eso está más de igual a igual”, explicó el economista.
Para Lazzari, “los sistemas de control de precios en general son sistemas marketineros, para que quienes no somos marcas líderes no podamos superar ese techo y deberíamos estar por debajo. El tema es que eso funciona las primeras dos horas del día, para el 30% de la venta de alimentos, que es lo que venden los supermercados. Solo genera más concentración de venta en los supermercados, porque afuera los precios son libres y la gente compra de acuerdo a su bolsillo”.
“Esto termina ajustando por volumen y hora. A las 12 sonaste. Es un delirio poner un precio fijo en un contexto casi hiperinflacionario. Está mal, algo falla en esa cabeza”, aclaró.
Ha sucedido con marcas líderes de gaseosas que lo compran dueños de mercaditos y luego la venden, por eso ponen restricciones de cantidad.
Según Lazzari, “hay que acoplar los precios y los salarios. Es un delirio regalar la mercadería y ajustarla por cantidad, eso es Cuba, falta un gramo para la tarjeta de racionamiento”.
Además, señaló que “vos le sacás la mochila a los productores y vamos a poder tener los trenes que Dios manda. En Aeroparque salen 10 aviones por hora, este país se achicó, se rompió. Eso era lo que pasaba en la década del 40′”.
“En este acuerdo hay una cuestión: no puede el Gobierno ejercer la política económica como un trueque. Necesito hablar con un abogado porque no encuentro palabras para describirlo. Fijate los trueques que hace el equipo económico, el ‘dame precios y te doy divisa’, lo cual es mentira. ¿Desde cuándo una libertad está condicionada al uso de otra?”, cerró