La diputada nacional Germana Figueroa Casas, de Juntos por el Cambio, tuvo una activa participación en el debate del presupuesto general para 2023 que finalmente obtuvo media sanción de la cámara baja y fue girado al Senado de la Nación. De esa experiencia, a través de la comisión de Presupuesto y Hacienda, la legisladora valoró acciones positivas del gobierno nacional pero a la vez lamentó una práctica que se repite todos los años: la inclusión de elementos que “ensucian” la discusión de fondo.
“Nos dieron más posibilidad de preguntar, tuvo mejor tratamiento el debate. Pudimos hablar con el presidente del Banco Central y con ministros. No respondieron siempre a todo lo que preguntamos pero sin dudas mejoró la calidad de la discusión”, valoró Figueroa Casas, la contadora rosarina de 55 años, entrevistada por Marcelo Fernández en el programa «Así Estamos», que se emite los domingos a la medianoche por Telefe Rosario.
“El presupuesto tiene varias cosas para analizar. Primero, la expresión en números del plan que tiene el gobierno nacional; después, variables macroeconómicas que ayudan a ver cuál es la visión del futuro que tiene el gobierno, como el dólar, la inflación, el crecimiento de la economía”, describió, antes de hacer una mención especial: “Ahí tuvimos un primer llamado de atención porque fija una inflación del 60 por ciento, pero en las expectativas del mercado que publica el Banco Central hablan de 80 o 90 por ciento para el año que viene. Por eso, desde nuestro interbloque planteamos poner una cláusula que si se excede en 10 por ciento la inflación el debate tiene que volver al Congreso, porque cuando hay excedentes el Ejecutivo emite un DNU y gasta ese dinero en lo que quiere”.
Figueroa Casas aseguró que el gobierno nacional “metió de todo” en el presupuesto. Y enumeró: “Modificaciones de impuestos, de gastos, creación de una nueva tasa; modificación del Código de Minería, blanqueos de capitales… A eso se le dice contrabando de legislación, porque te ahorrás el trabajo en comisión del Congreso. Cada artículo es una casi ley que tenés que discutir con distintas opiniones. Históricamente, nunca se ha cumplido del todo. A nivel municipal se hace una ordenanza complementaria, que es mejor. Pero todas esas introducciones ensucian el presupuesto y se llevan la mayor parte de las discusiones”.
Luego admitió que durante el período que duró el análisis del presupuesto “se sintió también la presión de distintas corporaciones y grupos económicos que buscan meter algo en el presupuesto”. Según consideró, esas intromisiones entorpecen la posibilidad de tener “una visión general de lo que necesita el país; por eso, el debate venía bien hasta que a último momento incluyeron 28 artículos nuevos, y cada uno prácticamente es una ley y eso distorsionó todo”.
La legisladora nacional, exconcejala de Rosario, participó el último viernes en el Palacio Vasallo de la denominada Jornada Pública de Análisis Presupuestario, cuyo objetivo fue “estudiar los diferentes instrumentos normativos, tanto a nivel nacional como provincial, que adjudiquen dentro de sus presupuestos fondos destinados a la ejecución de obras públicas para Rosario”. En este sentido, sostuvo: “Este año nos hemos empezado a reunir con el Foro Regional y con bolsas de comercio de distintos lugares para hacer estos análisis. Hay otras provincias que tienen una especie de lobby, y lo mismo se quiere hacer por Rosario. Es decir, que los concejales de la ciudad y hasta el propio intendente, más allá del partido político que sean, planteen inquietudes a los legisladores provinciales y nacionales para que nosotros veamos qué pasa con los recursos que se deben destinar a la ciudad. Realmente, Rosario ha sido olvidada permanentemente y se hace muy visible con la seguridad”.
Por último, dejó una reflexión sobre el tratamiento de la ley de humedales en el Congreso, que tomó vigor en los últimos días: “El proyecto que se planteó como ‘consensuado’, del diputado Leonardo Grosso, genera preocupación. Quisieron sacar un dictamen exprés, pero desde la comisión de Agricultura queríamos analizarlo desde nuestro enfoque. No es cierto que la producción sea incompatible con el medio ambiente: tiene que haber reglas claras. Y hay que escuchar a la gente, como la preocupación de los isleros. Es seguro que si este proyecto se convierte en ley al otro día seguirá habiendo quemas”.