Editorial

La solución, cada vez más lejos

Por Marcelo Fernández

Ya hemos dicho: Argentina no aporta soluciones a la gente. Hay una sola solución que se impone y que es encarar reformas económicas profundas. Pero, al menos por ahora, eso no va a pasar. La política no lo va a hacer.

Y eso se vio en el acto de Cristina Fernández en La Plata, cuya convocatoria fue para celebrar que Perón había vuelto a la Argentina hacía 50 años. Es decir, una parte importante de la política no mira hacia el futuro sino al pasado.

Algunas cuestiones para apuntar de ese acto: se trató de una convocatoria relativamente ficticia, con poca gente motivada por ideología y mucha empujada por presiones o por conveniencia. Nada de espontaneidad. Y, además, de ciencia ficción: Cristina Fernández no habló de los problemas de la gente y las soluciones, sino de cosas insólitas. Habló de esperanza para cuando vuelva al lugar desde el que estaba hablando. Para que se entienda: en el preciso momento en que ella estaba en el escenario era la presidenta en ejercicio por el viaje al exterior de Alberto Fernández. Un delirio. Dicho sea de paso: además de ser la presidenta en ejercicio maneja las cajas más grandes del Estado.

Por eso, desde el oficialismo no hay que esperar la solución. Pero desde la oposición, que se la pasó girando en torno a este acto, tampoco se puede esperar mucho. Al menos por ahora.

Mientras tanto, en la vida real, la producción, los servicios y el comercio se están trabando como un ñoqui, tal como hemos anticipado. ¿Por qué? Porque no hay insumos, no hay certezas, no hay planes, no hay política. No hay dólares.

Hay que sentarse con cada sector para entender que estamos muy cerca de que la actividad se trabe con consecuencias peligrosas.

En este marco, ¿Cuándo va a venir la solución? Nadie lo sabe, pero es difícil verla mientras esté al frente este gobierno.