Pérdidas millonarias

La sequía en Argentina afecta a más de la mitad del territorio

Argentina enfrenta una de las peores sequías de su historia: casi el 55% de la superficie del territorio está afectada por la falta de lluvias o en condiciones de estrés hídrico, según un informe del Sistema de Información sobre Sequías para el Sur de Sudamérica (Sissa).

“La cosecha 2022/23 está bajo las condiciones más secas de los últimos 60 años o más”, explica un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, que estima que en la llamada zona núcleo, la más productiva, hay un 45% menos de soja. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires, en tanto, estima un impacto total de hasta 1,8% en el producto bruto interno y una pérdida de exportaciones de hasta US$ 14.115 millones.

La situación actual es caótica y muy crítica y el panorama que avizoramos tampoco es alentador, sino que nos indica que tenemos que empezar a ver estrategias para poder ya afrontar una catástrofe en cuanto a lo que es la agricultura y la ganadería”, sostiene Jorge Gvozdenovich, ingeniero agrónomo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

El efecto de La Niña
La falta de lluvias se viene sintiendo desde hace años, en coincidencia con un hecho excepcional que marca la Organización Meteorológica Mundial: el episodio “triple” de La Niña, que ha abarcado tres años consecutivos y que hasta el momento solo ocurrió en tres ocasiones desde 1950.

La continuidad que mantuvieron las condiciones de escasez hídrica desde el 2020 hasta la fecha, y su impacto sobre las reservas de agua en la región pampeana permiten definir, sin exageración alguna, a la campaña 2022/23 como la más seca en más de sesenta años”, afirman José Luis Aiello, doctor en Ciencias Meteorológicas y el consultor Alfredo Elorriaga en la Guía Estratégica para el Agro de la Bolsa de Comercio de Rosario.

Según el Servicio Meteorológico de Argentina, “el invierno 2022 fue un 33,3% más seco que lo normal, y se posicionó como el 7° más seco desde 1961 y el 5° consecutivo en registrar déficit de lluvias”.

Pero la ausencia de lluvias se extendió a la primavera austral, entre septiembre y diciembre que son meses clave para la siembra, y continúa en el verano. “Enero se encamina a convertirse en una continuidad de lo que fue diciembre. Hay una coincidencia casi perfecta entre las condiciones negativas de la dinámica de escala regional y la persistente restricción pluvial que impone la tercera Niña consecutiva. Sin lugar a duda, la fuerte presencia que ha presentado este forzante negativo durante los últimos tres años marca un punto de inflexión inédito a la hora de hablar de sequía en Argentina”, agregan Aiello y Elorriaga.

Los números de las pérdidas
El ministro de Economía de Argentina, Sergio Massa, estima que las pérdidas por la sequía para el país podrían estar en el orden de US$ 2.300 a US$2.900 millones, según afirmó en una entrevista el diario Perfil, aunque sostiene que “puede pasar que lo que perdemos por volumen lo recuperemos por precio”.

Desde la Bolsa de Cereales de Buenos Aires son menos optimistas. Aunque este año esperaban un producto bruto agroindustrial equivalente a US$ 49.094 millones, sus proyecciones plantean dos escenarios posibles: una merma del 21% en el mejor de los casos, totalizando US$ 42.136 millones. Pero en el peor escenario, ese recorte podría extenderse hasta el 30% y sólo alcanzar a US$ 37.418 millones. Así se podrían perder 6.958 millones en el primer escenario y 11.676 millones en el segundo, respectivamente.

Continuando con estos dos escenarios que manejan, señalan que la recaudación fiscal “también sufriría caídas significativas”. Los productores agroindustriales aportarían 18% menos al fisco en el primer escenario y un 27% menos para el segundo, respecto a la campaña pasada.

Por último, la sequía tendrá un efecto directo sobre las exportaciones. Si bien la Bolsa de Cereales de Buenos Aires ya contemplaba ya un retroceso de 6% en relación a las exportaciones de la campaña 21/22, la menor producción de los escenarios A o B que manejan podrían llevar esta cifra a caídas del 21% o 33%, afectando la disponibilidad de divisas en US$ 9.226 millones y en US$ 14.115 millones, respectivamente.

A pesar del panorama sombrío que se prevé, aún hay algunas variables que podrían amortizar la caída. Las cifras que se manejan para las proyecciones “corresponden a valores devengados, es decir, se tratan de resultados económicos, no financieros”. Por eso, señalan que, “en la práctica pueden existir factores que modifiquen la dinámica de la recaudación y el ingreso de divisas, como ocurrió, por ejemplo, en 2022 con el Programa de Incremento Exportador (o dólar soja)”, que estipuló una cotización más alta de dólar para las exportaciones del agro.

La otra variable es la que plantea Massa: que, ante el faltante de cultivos, su cotización suba y puedan recortar pérdidas. Pero más allá de todos los escenarios, variables y elucubraciones posibles, todos esperan lo mismo: que vuelva a llover.

 

 

Fuente: CNN Radio