El Aeropuerto Internacional Rosario (AIR) cerró 2022 con un movimiento de 36.533 pasajeros en diciembre (según datos de la propia terminal aérea y de la Administración Nacional de Aviación Civil), de los cuales 24.007 correspondieron a vuelos de cabotaje y 12.526 a rutas internacionales. Así lo determinó un relevamiento realizado por la Fundación Banco Municipal.
Así, por el aeropuerto local pasaron un total de 391.909 pasajeros en 2022, triplicando el valor del año anterior de la mano de una visible recuperación de los vuelos domésticos y la reincorporación de conexiones internacionales. Sin embargo, todavía queda mucho por recuperar considerando el volumen de pasajeros previo a la pandemia, que en el período 2016/19 alcanzó en promedio a 693,1 mil viajeros.
En este contexto de recuperación que atraviesa el aeropuerto local, en enero de este año se registró la cifra más alta de pasajeros desde que se retomaron los vuelos a fines de 2020 tras el cierre de operaciones debido a la pandemia, con un movimiento total de 45.076 viajeros.
Precio de vuelos de Rosario a Buenos Aires
De todas formas, volar desde Rosario a diferentes lugares, como Buenos Aires se tornó una odisea, por los precios de los vuelos y la escasa disponibilidad, principalmente para quienes usaban la conexión por motivos laborales. En la semana entre Rosario y Buenos Aires, existen 3 vuelos diarios. Los vuelos que unen Rosario y Aeroparque salen a las 8.35 y 18.30hs, mientras que el vuelo a Ezeiza lo hace a las 20.40. Por su parte, el itinerario entre Aeroparque y Rosario es a las 6.55hs, 13.15hs, y 16.15hs.
Los precios, varían entre $23.159 (tasas e impuestos y cargos incluidos) y los $59.615, de acuerdo a disponibilidad, tiempo de antelación en la reserva del pasaje y tipo de tarifa. Valores que alejan a muchos pasajeros que optan por utilizar el vehículo, el tren ($1505/$1800 por tramo) y el colectivo ($3250/$4200 por tramo).
Costo del tren de Retiro a Rosario (sur y norte)
Sin duda, otro de los grandes déficits de la oferta de la terminal aérea de Fisherton pasa por la ausencia de aerolíneas de bajo costo, que dejaron el aeropuerto de Rosario por una mezcla de baja rentabilidad y cuestiones de índole política.
De hecho, tras asumir su mandato el gobernador Omar Perotti le cerró el grifo a las low cost. A través del decreto 0257/2019 quedó derogado el “Programa General de Fomento de Transporte Aeronáutico” y barrió con una política de impulso a la operación de nuevas líneas aéreas en la provincia. En marzo de 2019, la administración de Miguel Lifchitz había acordado el aporte de $4 M a Flybondi para “fortalecer el desarrollo de nuevas rutas”, pero a menos de un año de la puesta en práctica de esta herramienta, el nuevo gobierno le bajó el pulgar. Toda una definición política en materia aerocomercial.
El incentivo estaba acompañado de una serie de bonificaciones en cuanto a tasas operativas, de aterrizaje y estacionamiento de aeronaves, y servía para acompañar los primeros meses de operación de nuevas líneas como Flybondi y JetSmart. Por otro lado, la medida nacional de volver a aplicar tarifas máximas y mínimas para los pasajes aéreos de cabotaje fue un golpe duro para las low cost y una jugada fuerte para favorecer a la aerolínea de bandera en la capitalización de esos vuelos. En definitiva, la falta de políticas de conectividad termina perjudicando al usuario, en este caso no solo quienes utilizan los vuelos para turismo, sino también a todo el entramado productivo y comercial de Rosario y la región.
