En un contexto de inflación récord y de un clima financiero que muestra muchas tensiones, la economía real de la provincia acusó recibo de las turbulencias que enfrentó la Argentina con mayor fuerza desde la segunda mitad del 2022, dejando un arrastre muy negativo para este año.
De acuerdo a los datos oficiales del IPEC, en diciembre la economía de la provincia de Santa Fe cayó 3,6% respecto al mismo mes del año previo, acumulando durante todo el año un aumento del 5,0%. En términos desestacionalizados, el cambio mensual fue de -4,5%. De esta manera, la provincia cae por encima del promedio nacional (-1,2%) en forma interanual y muestra un menor crecimiento respecto al año 2021.
Por sectores, durante diciembre los bloques industriales que componen el IPAI mostraron comportamientos dispares: la mayor recuperación se observó en Sustancias y productos químicos con 36,1%, seguida de Procesamiento de carne y pescado que presentó una variación anual de 20,0%, encontrándose luego el sector Madera, papel y productos derivados, excepto muebles con un 4,3%.
En el extremo opuesto, existieron sectores con caídas en sus índices, principalmente Productos textiles y de cuero que registró -24,0% y Muebles y colchones, con -22,7%. Considerando los sectores de mayor relevancia para la provincia, Aceites y grasas de origen vegetal presentó una contracción anual de 9,6%, mientras que la fabricación de Metales comunes mostró un cambio negativo de 7,5%. Maquinaria agrícola y equipos de uso general, por su parte, evidenció una variación desfavorable de 6,1% en términos interanuales. Estos datos negativos, todavía no reflejan el impacto pleno de la sequía. Así, con este primer “mal paso” las perspectivas no son muy favorables para los meses venideros.
Según un informe realizado por el IERAL, la casa de estudios de la Fundación Mediterránea, como mínimo, este año el sector agrícola dejará US$ 6.446 millones menos que el año pasado, cuando se obtuvieron US$ 46.230 por las ventas al exterior. Esto es un “escenario base mejorado”, da cuenta el informe elaborado por el economista Juan Manuel Garzón. De hecho, el escenario “base”, es decir, el que está ahora con la sequía y las heladas a destiempo, proyecta una merma de US$ 8.400 millones, que podría bajar a los US$ 6.446 millones si la lluvia acompaña la maduración de la soja y el maíz.
Pero también puede pasar lo contrario, que la situación empeore a partir de “la continuidad de la falta de lluvias, heladas inusuales”, las cuales todavía no se reflejaron en los informes que realizan las diversas bolsas de cereales del país. Ante esto, la consultora Abeceb apuntó que para este año “esperamos una caída tanto en las exportaciones como en las importaciones, y un saldo comercial aún menor al de 2022”, cuando alcanzó los US$ 6.923 millones, menos de la mitad que en el 2021.
Las exportaciones de las cadenas agroindustriales treparán a los US$47.000 millones este año, lo que implica un 28% menos que en 2022. Esto tendría su explicación principalmente en el impacto de la sequía que afectó a esa actividad. Así lo estimó un informe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), que calculó menos ventas al exterior de granos y también de carne y leche. El 67% de las exportaciones argentinas son del agro y Santa Fe es el primer exportador mundial de harina y aceite de soja, aceite y porotos.
En definitiva, un 2023 complejo para la economía provincial, que al problema de la sequía sumará un efecto pinza, por un lado “las dificultades para producir a partir del menor acceso a dólares para comprar insumos”, y al mismo tiempo “el fuerte aumento de las tasas”, que provocó un gran encarecimiento del crédito.