Diputado nacional y precandidato a gobernador de Santa Fe por el Movimiento Evita, Eduardo Toniolli, no mostró contemplación a la hora de analizar la problemática de la inseguridad que vive la provincia, a pesar de que al frente de la Casa Gris están –aunque con diferencias– “compañeros” con quienes comparte signo político. Con tono suave y sin apelar a la grandilocuencia de frases efectistas –lugar común al que recurre un político en campaña–, fue contundente a la hora de describir la realidad.
“Lo que venimos sosteniendo hace más de una década es que por los niveles de violencia que atraviesan las grandes ciudades de la provincia, Rosario y Santa Fe, la política en general persiste en el error. Se ve que en los casos resonantes aparecen involucrados sectores de la fuerza de seguridad, es evidente que hay un problema al interior de la fuerza que debemos atender”, sostuvo en diálogo con Marcelo Fernández en «Con sentido común», por CNN Radio Rosario.
“Se instaló muy fuerte en su momento el discurso del Frente Progresista, cuando estaba en el gobierno; y lamentablemente hoy pasa con el gobierno del mismo signo político al que pertenezco, que este problema es un delito federal entonces que se haga cargo la Nación. Con esto no planteo sacarle el sayo a la Nación como si no tuviera nada que ver. Hay muchos componentes de delitos federales en los hechos de violencia; ahora bien, en Rosario también se producen entraderas, escruches, arrebatos… hay estructuras delictivas complejas que despliegan violencia en el territorio y que no están ligadas exclusivamente al narcotráfico. Además, plantear la discusión solamente en torno a la órbita federal obtura las responsabilidades de lo que tienen que hacer los otros niveles del Estado”, enfatizó Toniolli, quien consideró que es necesario realizar una profunda reforma policial.
“Plantear la discusión solamente en torno a la órbita federal obtura las responsabilidades de lo que tienen que hacer los otros niveles del Estado”.
“Si la fuerza policial está comprometida con esta estructura delictiva compleja tengo que hacer una reforma –expresó–. Algo en este sentido hubo con la ley 12521 de la época del último año del gobierno Obeid, cuando estaba Roberto Rosúa a cargo de Seguridad; lamentablemente los gobiernos que siguieron no sostuvieron este plexo normativo, de hecho Hermes Binner hizo campaña en contra de esa ley porque había cierta resistencia de la corporación policial y para ganarse el favor electoral de esa fuerza, que es numerosa, básicamente se hizo política en contra desde el socialismo. Cuando llegó Omar Perotti al gobierno tuvo una primera etapa, que coincide con la gestión (Marcelo) Sain, donde se pone blanco sobre negro: se plantea que hay que separar la institucionalidad del delito y se envían tres proyectos de ley a la Legislatura provincial que valoro enormemente porque van al fondo de la cuestión. Un proyecto habla de la reforma de la seguridad pública en su totalidad; otro del control policial, que es importantísimo: y el restante de bienestar policial, porque no se trata sólo de dar palos sino de valorar el trabajo de quien hace la cosa bien”.
Consultado sobre qué pasó para que aquel entusiasmo inicial de Perotti no se mantuviera en el tiempo, Toniolli opinó: “Quienes tuvieron el control de la Legislatura provincial le pusieron un freno a ese ímpetu, ni siquiera sacaron del cajón esos proyectos de reforma. El gobernador, un poco que bajó los brazos; y otro poco que la gestión cotidiana de la seguridad pública se lleva puesta cualquier gestión en el día a día en un escenario de extrema violencia. Si no hay un respaldo político detrás se termina llevando a cualquier ministro por más fuerza que tenga. Sain no se fue por los errores, se fue por los aciertos. En ese marco yo creo que efectivamente hubo una defección y eso es lo que uno está discutiendo hoy; porque está bien, reclamemos más fuerzas federales, pero hay 3.600 efectivos, ¿cuántos más?”.
“El gobernador, un poco que bajó los brazos; y otro poco que la gestión cotidiana de la seguridad pública se lleva puesta cualquier gestión en el día a día en un escenario de extrema violencia”.
El legislador nacional insistió con que “el grueso de la dirigencia política santafesina cree que esto es todo un problema federal, que no hay mucho qué hacer desde acá”. Y añadió: “Cuando uno le erra al diagnóstico también le erra a la solución; entonces va a seguir pasando todo esto. Si se esclarecen sólo 6 de cada 10 homicidios, la verdad que discutir montos de la pena y características de los centros de detención no tiene mucho sentido porque hay cuatro homicidas libres que siguen haciendo de las suyas. Si la tasa de esclarecimiento es tan baja, también tenemos un problema en la Justicia. Y si además no discutimos cómo transparentar las campañas políticas a través de leyes que en su momento a nivel nacional fueron importantes, es muy difícil ponerle cascabel al gato y es imposible bajar esos niveles de violencia en una ciudad donde convive Luxemburgo con Kosovo después de la guerra”.
Enseguida, Toniolli puso la lupa en “los niveles enormes de desigualdad” social. “Eso también genera un caldo de cultivo, y es injusto relacionar delito con pobreza; es totalmente injusto porque muchas de estas estructuras delictivas complejas tienen a sus beneficiarios en las altas esferas del poder, en las torres, en los countries o en las financieras. Si vemos eso, es injusto decir que la pobreza crea el delito. Lo que sí es verdad es que hay un caldo de cultivo para que ahí recluten a los que matan y mueren por los negocios de los otros”, apuntó.
“Muchas de estas estructuras delictivas complejas tienen a sus beneficiarios en las altas esferas del poder, en las torres, en los countries o en las financieras”.
El exconcejal rosarino aseguró que “una reforma integral de la fuerza de seguridad es primordial”. Y enseguida se puso a tono con el intendente Pablo Javkin, cuando sugirió que el ataque a balazos al comercio de la familia Roccuzzo podía tener relación con las fuerzas de seguridad. “Creo que es imposible que dos personas vayan en una moto, hagan lo que hicieron y desaparezcan de la faz de la tierra si no hay algún grado de connivencia. No hay un problema ni de números de efectivos ni de cámaras en Rosario, sino que hay problemas de conducción política de la fuerza de seguridad. Muchas veces a los funcionarios les dicen «tenemos tantos patrulleros»; yo vivo en la zona sur de Rosario, y los días que estoy en la ciudad, junto a otro compañero que labura conmigo, cuento la cantidad de patrulleros que veo en la calle; y la verdad que en cuatro semanas vimos cuatro patrulleros. ¡Lo tengo anotado!”, expresó.
Por último, Toniolli dijo que “Rosario no es Sinaloa ni la Colombia de su momento, porque acá no hay ninguna fuerza irregular o mafiosa con capacidad de poner en jaque militarmente al Estado”. Y completó: “No hay muerte en enfrentamientos; ojo, no estoy llamando a eso ni mucho menos, pero en general, y no me gusta hablar de ajuste de cuentas, sino en todo caso de justicia privada y es producto de que el Estado no hace lo que tiene que hacer. Y no hay enfrentamientos con las fuerzas de seguridad porque hay una evolución en algunos niveles. Entonces de eso se trata, de poner sobre la mesa con crudeza esto, porque las buenas formas y la búsqueda de responsabilidad en otro lado puede sonar muy bien, pero no soluciona nada”.