Opinión

Controlar el territorio y actuar sobre los policías corruptos y los políticos encubridores

¿Qué hizo hasta acá el “Estado presente” de Alberto Fernández si, después de todas las cosas que pasaron, dice que van a cuidar mejor las cárceles y van a poner cámaras?

Por Marcelo Fernández
En un discurso leído con disimulo, el presidente Alberto Fernández anunció hoy que va a reforzar a las fuerzas federales que ya se encuentran en Rosario hasta llegar a 1.400 efectivos. Dijo también que el ministro de Seguridad Aníbal Fernández estará en la ciudad para plasmar este anuncio, que incluye también la movilización del cuerpo de ingenieros del Ejército Argentino para que realice tareas de urbanización en barrios populares.

Efectivamente, lo primero que hay que hacer hoy en Rosario es asegurar el territorio y para ello hace falta gente. Pero esos efectivos deben llegar con instrucciones concretas para hacerse cargo de las zonas más calientes: no sirve de nada que vengan a parar motos y pedir licencias de conducir. Y algo más: necesitan contar con respaldo político.

Mientras tanto, no se habla del altísimo grado de podredumbre y corrupción que hay en la Policía de Santa Fe, algo que a la vez es una gran desmotivación para los buenos agentes. ¿Qué van a hacer con los policías malos? ¿Qué decisión van a tomar? Nada se ha dicho sobre este tema, que es uno de los principales problemas.

Se anunció también la firma de un convenio para que la UIF instale una sede en Rosario y se rubricará otro de colaboración técnica con el Renaper. Ambas acciones, que probablemente tengan efecto, se piensan para el mediano plazo y no aportan soluciones en lo inmediato. Lo mismo que las 600 cámaras de última generación que prometió el presidente Fernández, quien además dijo que mejorará la custodia en las cárceles.

¿Qué hizo hasta acá el “Estado presente” de Alberto Fernández si, después de todas las cosas que pasaron, dice que van a cuidar mejor las cárceles y van a poner cámaras? Este problema tiene muchos años, y da la impresión de que el Estado nacional recién ahora está empezando a tomar decisiones.

También aseguró el presidente que no le temblará el pulso y que tomará “decisiones contundentes”. Mejorar la custodia en las cárceles o poner cámaras no parecen decisiones tan contundentes como para que le pueda temblar el pulso.

Cuando Fernández se refiere a la “manipulación informativa” desconoce que eso es lo que existió aquí en Santa Fe. Hay que empezar por casa para entender por qué la gravedad de la situación en Rosario tardó tanto tiempo en escalar en la agenda nacional: el gobierno de Perotti incidió para que nadie reaccionara.

En otro tramo, el presidente dijo que “hay un Estado con la fuerza y la inteligencia necesaria para detener, juzgar y encarcelar a cada uno de los que hace daños”. En este sentido hay que acotar que nada de esto sucedió hasta el momento, que el “Estado presente” de Alberto brilla por su ausencia. Y esperemos que cumpla con su palabra cuando promete que no habrá más impunidad.

El problema de la violencia en Rosario les saltó en la cara al gobernador, al intendente, a los ministros de Seguridad nacional y provincial y al propio presidente. Esta crisis logra incomodar a la política recién ahora. Y aun con pocas ganas, parece que están dispuestos a hacer algo.

Algunos de los anuncios de Fernández no tendrán ningún efecto práctico; otros, quizás, más adelante. Lo importante, aquí y ahora, es tener control rápido del territorio a través de las fuerzas federales y actuar sobre la parte de la Policía corrupta y la impunidad de los políticos encubridores.