Como consecuencia de las enormes pérdidas de producción que está dejando la sequía, el primer trimestre de 2023 podría cerrar con el volumen de exportaciones más bajo de los últimos años: no llegaría a los US$3.000 millones y caería un 64% interanual.
“No fuimos consultados sobre este tema pero, desde que se implementó un dólar especial para la soja, decimos lo mismo: lo sano para nuestra economía es tener un tipo de cambio unificado que le devuelva competitividad al sector. Si esta medida va en esa línea, será positiva pero no tenemos los detalles”, señaló el titular de la Sociedad Rural Argentina, Nicolás Pino.
Por ejemplo, agregó el ruralista, en el caso de la soja, las retenciones y el tipo de cambio hacen que los productores reciban la mitad del valor internacional. “Eso no es bueno ni para los productores, ni para el sector ni para el país”, advirtió. Hoy, un productor recibe apneas el 38% del precio internacional, que ronda los 540 dólares.
Según un estudio de la Bolsa de Comercio de Rosario, a poco de comenzar oficialmente la campaña comercial de soja 2022/23, el sector productor tiene comprometido el menor volumen de soja desde la campaña 2001/02. Se llevan vendidas 4,8 millones de toneladas, algo menos de la mitad de lo comercializado en la campaña pasada a la misma fecha. En términos de porcentaje de la producción esperada, la comercialización alcanza el 18%, cuando el año pasado totalizaba un 24%.
“Destruye el mercado de soja, mete ruido en el mercado de arrendamientos, y sube costos a los consumos sin que estos puedan exportar a un mayor valor”, indicó por su parte David Miazzo, economista de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA). “Es otra demostración, si es que era necesario, de que el problema de origen es un tipo de cambio oficial que es una mentira, sostenida solo a base de cepos y pérdida de reservas. La solución real es ir a un dólar único y verdadero”, remarcó.
Justamente, la mista entidad lanzó hoy un dato alarmante: en marzo, creció la presión impositiva y el Estado se quedó con el 79% de la renta que generó en promedio un productor agrícola de soja, maíz, girasol o trigo.