Heredero

Federico Lifschitz sale a marcar la cancha con el peso de su apellido

Sin aval partidario, el hijo del exgobernador fallecido sorprendió con una jugada publicitaria audaz para poner su nombre en la discusión interna del socialismo.

El centro de Rosario amaneció este jueves empapelado con afiches gigantes que presenta en sociedad a Federico Lifschitz, uno de los hijos del exgobernador fallecido, que quiere ocupar una banca en el Concejo Municipal. “Necesitamos un Concejo laburando en serio. Basta de discutir boludeces”, se lee como eslogan en una de esas piezas publicitarias. Impacta. Tanto esa frase que se sale del molde tradicional del discurso político como el apellido de ese joven de remera negra que mira a la cámara de frente.

El nombre de Federico Lifschitz, próximo a cumplir 32 años, como candidato viene sonando tímidamente desde hace meses, más por deseo personal que por decisión partidaria. No responde por ahora a la estructura formal del Partido Socialista; incluso muchos dirigentes se desayunaron hoy con la repercusión mediática de la audaz jugada publicitaria y no hicieron ningún comentario público. Por el contrario, causó malestar puertas adentro porque entendieron esta acción como abrirse paso a los codazos, “de prepo”. Y antes de tiempo.

Federico Lifschitz volcó el peso de su apellido para poner su nombre sobre la mesa de discusión de la interna socialista, una actitud provocadora y poco convencional para un partido que acostumbra a pensar, debatir y darle la vuelta a las estrategias electorales una y mil veces.

Las declaraciones periodísticas que hizo durante la mañana fueron en el mismo sentido, alejadas de la corrección política del partido de la rosa:

“Hoy parte de la dirigencia política está alejada de la realidad. Dirigentes comprometidos y serios tienen que empezar a ocuparse verdaderamente de los problemas que preocupan a los rosarinos. Quedarme en mi casa de quedarme de brazos cruzados nunca fue una opción”.

“Mi viejo siempre fue respetuoso del camino que eligió cada uno de sus hijos y nunca fue él quien nos incitó para participar en política. Cada uno lo hizo porque lo sintió. Nunca me pesó el apellido, pero sí siento responsabilidad porque cargo con un legado”.

“Ésta es mi decisión, no hay ningún mandato familiar. Me quiero involucrar y comprometerme con los rosarinos”.

“No creo que en el partido haya sorpresas porque es algo que venimos hablando desde hace tiempo. Hay miradas distintas, pero esto no creo que haya causado sorpresa”.

“Me siento representado por esta ciudad y su gente, siento un compromiso. Recorro Rosario desde hace muchos años y el Concejo es un ámbito desde el que se puede trabajar. El Concejo tiene que cumplir un rol que hoy no cumple”.