El Tesoro Nacional registró en abril un déficit fiscal primario de $331.373 millones, lo que implicó un crecimiento del 318,5% respecto de igual mes del año pasado informó el Ministerio de Economía.
Los datos oficiales confirman las estimaciones previas de consultores privados que advertían un deterioro de las cuentas en función de las mayores necesidades de financiamiento que se fueron viendo a lo largo del mes. Entre otras, el incremento del financiamiento neto obtenido en el mercado en pesos y la necesidad de recurrir a la asistencia del Banco Central. Ello en el marco de un recorte de gastos que no se puede compensar por la fuerte baja de los ingresos tributarios como producto de la sequía que afectó a las retenciones a las exportaciones.
Si se suman los gastos como resultado del pago de intereses de deuda, el quebranto asciende a $407.388 millones, lo que implica un crecimiento nominal del 178%, en este caso, bien por encima de la inflación del período.
Con estos números, al primer cuatrimestre el gobierno pareciera encaminarse a discutir con el Fondo Monetario Internacional (FMI) un cambio en el programa fiscal, el cual tiene como meta concluir 2023 con un rojo equivalente al 1,9% del PBI.
Entre enero y abril el acumulado es de $1 billón y ya se ubica en el 0,59% del PBI, informó Hacienda. Desde el sector privado, varios analistas sugirieron que Sergio Massa tendría que negociar una nueva meta del 2,4% al 2,5% del PBI. Algunos sugieren que este año podría superar el 3%, de mantenerse la actual tendencia.
En tanto, el Ministerio de Economía informó que en el marco del “escenario restrictivo, la administración de la política fiscal dispuesta por las autoridades del Ministerio de Economía morigeró el impacto negativo en el resultado primario del período provocado por la caída de la recaudación”.