INFORME IDESA

¿Se viene un “Plan Llegar II”?

Antes o después del cambio de gobierno, el “Plan Llegar” terminará con una gran devaluación. No es tan importante lo que el actual gobierno haga, como lo que el nuevo gobierno decida hacer. Especialmente que no posponga el ordenamiento del Estado con la excusa de tener que llegar a las elecciones.

De acuerdo al último informe de la consultora IDESA, “el inminente cierre de listas de candidatos para las próximas elecciones nacionales está plagado de frenéticas intrigas. Las pujas son naturales en todo proceso democrático”. “Lo llamativo es el contraste entre la gran cantidad de candidatos y la escasez de ideas.  Mientras tanto, la situación económica y social sigue en la senda del deterioro acelerado”, agrega.

Desde el cambio de Ministro de Economía, a mediados del año pasado, el gobierno se maneja dentro del “Plan Llegar”. En términos simples, la estrategia consiste en resignarse a mantener alto el déficit fiscal financiado con emisión monetaria. Para reprimir el impacto inflacionario se absorbe el exceso de emisión con las Leliq y se atrasa el tipo de cambio oficial. Así, el Banco Central aumenta su pasivo (emisión de Leliq) y reduce su activo (pierde reservas por el atraso cambiario). El aumento del pasivo y la baja del activo del Banco Central llevan fatalmente en algún momento a un salto devaluatorio.

¿El “Plan Llegar” logrará su objetivo de que la devaluación se produzca después del cambio de gobierno? Una manera de cuantificar la tensión por la que transita el “Plan Llegar” es contrastando las reservas con las Leliq medidas en dólar oficial. Según información publicada por el Banco Central se observa que:

  • En diciembre del 2017 las reservas eran de USD 55 mil millones y las Leliq medidas en dólares eran USD 65 mil millones.
  • En diciembre del 2019 las reservas eran de USD 45 mil millones y las Leliq medidas en dólares habían caído a USD 20 mil millones.
  • En mayo del 2023 las reservas son de USD 33 mil millones y las Leliq medidas en dólares volvieron a ascender a USD 60 mil millones.

Estos datos muestran que, justo antes que se desatara la crisis cambiaria en el anterior gobierno, el monto de las Leliq medidas en dólares era muy similar al actual. En esa instancia crítica la cotización del dólar pasó de $20 a $60 entre los años 2017 y el 2019. Esta fuerte devaluación licuó a un tercio las Leliq medidas en dólares. Desde este punto de partida, al no haber reducido el déficit fiscal el actual gobierno volvió a triplicar las Leliq pero con un nivel de reservas mucho menor. Esto preanuncia una nueva gran devaluación.

Desde el punto de vista político, la preocupación es si el “Plan Llegar” cumple con su cometido de que el salto devaluatorio se produzca después del cambio de gobierno. Pero desde el punto de vista de la gente, lo importante es si luego del salto devaluatorio emerge o no la oportunidad para terminar con la decadencia. Cabe alertar el riesgo de que la licuación que provocará la gran devaluación tiente a las nuevas autoridades a posponer el abordaje de las disfuncionalidades y distorsiones del sistema tributario, la coparticipación, el sistema previsional y las superposiciones de gastos entre niveles de gobierno. Dicho de otro modo, que por falta de visión y/o de audacia política, el final del “Plan Llegar” sea el inicio del “Plan Llegar II” en vistas a las elecciones de medio término del 2025.

Aunque la licuación generada por la gran devaluación sea acompañada con un ajuste fiscal explícito tampoco cambiará los resultados. Aumentar impuestos y bajar gastos aplicando el “lápiz rojo” es apostar al fracaso. La razón es que se mantiene la mala organización del Estado que es la fuente generadora de los déficits financieros y de gestión. Esto quedó en evidencia con la política de “déficit cero” del gobierno de Cambiemos en el 2019. Se bajó el déficit primario a cerca de cero con aumento de los derechos de exportación y forzando reducciones en partidas presupuestarias. La experiencia mostró que rápidamente se volvió al déficit. Frente a un problema organizacional, los ajustes fiscales no son la solución.

Para terminar con la decadencia se necesita un ordenamiento integral del Estado que demanda cambios disruptivos sostenidos con audacia política. No debería descartarse como parte de estas trasformaciones modificar la Constitución para eliminar las elecciones de medio término. Esto ayudaría a evitar caer en la tentación de embarcarse en un “Plan Llegar II” cuyo final garantizado será similar al desenlace traumático que tendrá el actual “Plan Llegar”.