Entrevista

“Estoy convencido: los problemas de Rosario se empiezan a resolver desde Rosario”

Con el apoyo de todo el peronismo local, Roberto Sukerman busca convertirse en intendente de Rosario. Será su tercer intento, después de quedar muy cerca en las elecciones de 2019.

Roberto Sukerman hará su tercer intento por convertirse en intendente de Rosario. La última vez, en 2019, quedó muy cerca: por apenas 8 mil votos Pablo Javkin le ganó la pulseada. Con el apoyo de todo el peronismo local, que no presenta otro candidato de fuste, y con una alianza de por medio con Ciudad Futura, el exministro de Trabajo provincial se juega todo en esta vuelta electoral para cumplir con su meta. “Lo único que quiero es ser intendente de Rosario, no me interesa nada más”, le dijo a Marcelo Fernández durante una entrevista en el programa «Así estamos», de Telefe Rosario.

—¿Por qué querés ser intendente de Rosario en este contexto?
—Podría hacer un chiste, porque me tocó el año pasado recorrer todo el país como funcionario del Ministerio de Trabajo de la Nación, y en todos lados me decían “¿vos estás loco?”, por cómo se ve a Rosario afuera. Entonces hago un chiste: es como que tiré la plata en la terapia; el terapeuta no me pudo resolver el tema y entonces insisto por tercera vez.

—Pero, Roberto, Rosario está cada vez peor.
—Bueno, a eso voy. Alguien que, como en mi caso, nació, se crió, estudió, trabajó y tiene su familia en Rosario. También me han preguntado si no tengo miedo. Y la verdad, es que no tengo ni custodia ni nada por el estilo, soy un ciudadano más y me muevo en colectivo, en bicicleta, en auto, recorro toda la ciudad y todos corremos el mismo riesgo. Lo único que quiero es ser intendente de Rosario. Para estas elecciones tenía la posibilidad de ser candidato en otro lugar, asegurarme un cargo y cosas por el estilo, pero no me interesa nada más que ser intendente de Rosario. Y si no lo soy, me voy a mi casa. O sea, no tengo otro cargo, no sigo en otra cosa. Nos duele tanto lo que vemos que a veces cuesta hablar de muchos otros temas que nos interesan y nos apasionan que no sea la seguridad; es difícil salir de eso. Y la de seguridad es una de las principales críticas que yo tengo al intendente.

—Se ha complejizado tanto la situación que cabe preguntar qué se puede hacer desde la Intendencia. Antes era más sencillo verlo porque la jurisdicción estaba más delimitada. Hasta el transporte que era nítidamente local hoy depende de los subsidios de la provincia y de la Nación. Se ha mezclado todo, Roberto.
—Yo percibo que determinados sectores y referentes políticos, y también sectores de la sociedad, están con esta idea de que los problemas de Rosario no se pueden resolver desde Rosario. Yo estoy convencido de que los problemas de Rosario se empiezan a resolver desde Rosario. Es decir, estamos hablando de la ciudad más importante del país que no es capital de provincia. Para ser intendente de Rosario yo tengo que sacar más votos que muchos gobernadores para ganar sus provincias. Estamos hablando de una ciudad que debería tener un puerto multimodal de contenedores. Rosario no es un pobladito. Rosario debería ser claramente una cosa muy distinta de lo que es, de lo que fue en determinados momentos de su historia. Hoy tiene la peor gestión de la historia con Pablo Javkin. Viene en un tobogán, porque ya venían de malas gestiones y ésta fue la peor. Rosario tiene un potencial enorme y tiene que plantarse. O sea, hay que decir: “Acá está Rosario; vengan por nosotros”, con un intendente y con todo su entramado de poder, que son las empresas y las instituciones. O sea, no es sólo el intendente. Hoy ves al intendente y ves a una persona sola. Ni siquiera ves un gabinete atrás. Lo que se necesita es un intendente, con un gabinete y que todas las fuerzas importantes de Rosario digan, “acá estamos nosotros”. Somos muy importantes para que nos pasen por encima. Rosario históricamente siempre estuvo tensionada por la burocracia de Santa Fe capital y por Buenos Aires. Rosario se tiene que hacer valer por su propio peso. Entonces, de esa manera, con esa actitud, uno puede salir de esta situación. De cualquier tema, hacerse cargo. Institucionalmente, el intendente es la máxima autoridad de la ciudad y tiene que hacerse cargo de lo público y de lo privado.

—¿Qué significa eso?
—Que el intendente tiene que ser el primer defensor de las inversiones, del que paga 931. O sea, el primer defensor de la persona que genera actividad económica, con lo cual nos beneficiamos todos porque recaudamos con el Drei, con otros impuestos indirectos, porque la ciudad se mueve. Hoy no vemos eso y en realidad hace mucho tiempo que no lo vemos. Yo soy muy crítico de que hace 20 años hubo un plan con Lifschitz de intendente y Mirta Levin como secretaria de Planeamiento que empezó a expulsar a las industrias.

—¿Ese te parece que fue el comienzo del problema?
—Es el comienzo de la desintegración de Rosario como potencial económico. En el área metropolitana, por ejemplo el parque industrial de Pérez o el de Alvear, por ser los más emblemáticos de la zona, son todas empresas de Rosario que se fueron. Podría nombrar a Baigorria, a Roldán… y sigue la lista. La noticia de las últimas semanas es que 30 empresas se van al parque industrial de Funes, que va a tener el tercer parque industrial más grande de la Argentina. Rosario no tiene un parque industrial. Entonces nosotros tenemos que hacer uno, generar suelo industrial y promover que las empresas, si se van a expandir, lo hagan dentro de Rosario. Se pueden hacer convenios para que empresas se vayan a otras localidades y trabajar en conjunto. Quiero decir, no puede ser que Rosario no le preste atención a la actividad económica. Y más: cuando una empresa rosarina tiene un problema, el problema es del intendente. Porque si la empresa tiene que suspender o despedir personal porque tiene un problema por la restricción de las importaciones o necesita un crédito para ampliarse y seguir produciendo, el intendente tiene que hacer las gestiones. Quiero decir, el primer lobbista de los empresarios es el intendente.

—Bueno, sí, ahora el clima de negocio que hay en Rosario, y probablemente no sea por el intendente actual, sino porque se ha encarajinado todo, es muy malo, muy oscuro.
—Está claro que el intendente no va a poder resolver todos los problemas. Lo que estoy diciendo es que es el primero que se tiene que poner al frente de esa defensa. Es decir, yo tengo que poder saber qué empresas tienen determinadas necesidades del gobierno provincial o del nacional y entonces ir a pelear. Si una empresa se demora en instalarse o se demora en conectar una máquina porque no tiene gas, porque no tiene energía eléctrica, porque no llegó el agua o por lo que sea, el primero que tiene que defender esos intereses es el intendente. Ir y golpear la puerta de los ministerios exigiendo que se pueda generar actividad económica. Por ejemplo, no hay nada de obra pública que el Estado nacional le esté debiendo al intendente, porque no hay proyectos de obra pública ante el gobierno nacional presentados por la Municipalidad. Hay una falta de gestión enorme. Así como criticaba a Lifschitz porque echó a las industrias, también puedo decir que él iba a Buenos Aires y todas las semanas se traía una obra pública de De Vido. ¿Por qué? Porque tenía un equipo que todo el tiempo estaba proyectando obra pública, se iba a Buenos Aires y conseguía las obras. También ésta es otra de las excusas: “No se puede porque el gobierno provincial y el gobierno nacional son opositores y entonces nos discriminan”.

—¿No es así?
—No, no es así, no es así. En lo más mínimo, al contrario. Yo no tengo por qué dar esos argumentos, pero el otro día el gobernador dijo determinadas cosas sobre Javkin y sus declaraciones. Se puede hablar con Walter Agosto, que maneja las finanzas de la provincia, que puede decir cómo financiaron a la Municipalidad y que de ninguna manera se discriminó. Lo que pasa es que Javkin agarró una Municipalidad que estaba quebrada. Pero como era del mismo signo político no lo quería decir de esa manera. Entonces, hay que defender a Rosario y hace falta para eso también un plan a futuro.

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—¿Cuál es tu evaluación de cómo la provincia hizo la cobertura de seguridad de Rosario?

—Claramente ha fracasado en esa política. Creo que el gobernador ha hecho una autocrítica de alguna manera, pero también lo que sí yo valoro es que sinceró una situación. Nosotros veníamos con 12 años del Frente Progresista en la provincia donde daban a entender que la cosa estaba controlada, también se subestimaba y se ocultaban muchas situaciones. Me parece que lo que hizo Perotti, más allá de que se fracasó en esa política y no se pudo mejorar la situación de seguridad, fue decir “miren, esto es así”. Nosotros vamos a trabajar en este sentido, creo que se han hecho cosas, se pueden ver avances en distintos aspectos.

—Lo que yo más critico es que faltaron garra y decisión política. No puede ser que desde las cárceles se organicen las barras bravas, las balaceras, los tiros, los aprietes. Los jefes de las bandas tienen 50 años de condena, pero siguen siendo los jefes…
—Hoy todos esos jefes no están más en cárceles provinciales, sino en cárceles federales, con lo cual el gobierno nacional también se tiene que hacer cargo de mejorar el sistema de seguridad.

—Es una gestión que, tomando tu modelo de intendencia pero llevándola a la provincia, el gobernador tendría que haber ido a golpear un montón de puertas a nivel nacional…
—No cabe duda, también lo que hay que decir, hay un adentro y un afuera, está claro y comparto con vos, la cárcel no tiene que ser home office para que sigan trabajando desde ahí. También hay que decir que hay un adentro y un afuera: cuando vos apretás en la cárcel te explota afuera; o sea, tenés que tener una capacidad de control del daño que hacen afuera cuando vos apretás adentro. Apretar significa esto: no se habla más, no más visitas, estar en lugares aislados… eso repercute en el afuera. Porque estas personas supongamos no se conectan más con el exterior, bien, pero va a haber otras jerarquías afuera que ocuparán esos lugares.

—Pero los que están afuera son aparentemente bandas no tan sofisticadas, son chicos muy jóvenes y para controlarlos hay fuerzas federales, provinciales…
—Pero tenés un círculo de corrupción que hay que cortar. Nosotros, por un lado, somos muy críticos de la corrupción de las fuerzas de seguridad, pero a la vez las fuerzas necesitan más capacitación y mejores condiciones laborales: un policía tiene que ganar más. Gana poco y vos le exigís que dé la vida: tiene que hacer adicionales, horas extras… ¿cuándo duerme esta persona?

—¿Por eso no habría que concentrarse en esas cosas puntualmente?
—Son críticas que yo hago. Lo mismo pasa con el Servicio Penitenciario, donde también hay un círculo de corrupción y el personal está mal pago y mal capacitado. Ha habido proyectos del gobierno de la provincia para modificar determinada estructura policial que nunca quisieron tratar en la Legislatura. O sea, ¿qué quiero decir con esto? Nadie puede mirar para otro lado, nadie se puede hacer el tonto. Acá venimos de 12 años de un gobierno en el que hoy están todos juntos en un mismo frente, y todos tienen responsabilidades. Si cada uno se hace cargo de lo que le corresponde, estaríamos muchísimo mejor. En lugar de estar todo el tiempo pateando afuera o diciendo “la culpa la tiene el otro”. Volviendo a lo que decía al principio, estoy convencido de que los problemas de Rosario se solucionan desde Rosario, no porque los pueda solucionar solo Rosario. Ahora, si nosotros no vamos hacia adelante, no podemos exigirles a los demás. Un ejemplo, el intendente dice que la provincia tiene 70 móviles policiales en la calle. Entonces yo digo, voy a comprar 100. Por lo tanto, me imagino que el gobernador va a comprar 200 más. Si vos te involucrás en el principal problema de la ciudad, que es la inseguridad, tenés la posibilidad de exigirles a los demás. Recorro los municipios de la provincia de Buenos Aires donde gobiernan Cambiemos y el peronismo, y todos se hacen cargo de una parte de la seguridad. No tienen Policía propia, también están limitados. Ahora, tienen Secretaría de Seguridad y nosotros no tenemos. Tienen especialistas en seguridad y nosotros no tenemos. Invierten en seguridad y nosotros no invertimos. Tienen cámaras de seguridad… bueno, de las cámaras ni hablemos. Tienen cámaras de seguridad con tecnología de última generación, centro de monitoreo. Compran móviles, les ponen combustible, ponen agentes municipales arriba para conducir con la Policía adentro. También alarmas comunitarias, aplicaciones para celulares, o sea, hacen más cosas además de iluminar. Todo eso es algo esencial que tenemos que hacer urgente. Y todo esto no es que lo digo ahora, yo lo de las cámaras lo dije hace 11 años. Lo fui a ver a Massa cuando era intendente de Tigre por el sistema de monitoreo y acá nunca lo quisieron hacer. Hace ocho años que propuse hacer una Policía municipal.