EMPRESARIO ENCADENADO

“Me encadené porque no tengo más nada que perder”

"Hipotequé hasta mi casa para poder mantener todo esto y no echar a nadie. En mi empresa somos como 50 familias, de manera directa o indirecta. Ahora no tenemos producto", afirmó Ariel Pérez.

Un empresario se disfrazó de payaso y se encadenó a una silla del hall de la Secretaría de Comercio para reclamar que no le permiten ingresar al país los productos necesarios para que su empresa funcione con normalidad.

Se trata de Ariel Pérez, dueño de la firma Aerogálvez SRL, una empresa que se dedica a la comercialización de combustibles de avión y que depende exclusivamente de las importaciones para poder seguir trabajando, que dialogó con Marcelo Fernández por CNN Radio Rosario.

Cansado de las trabas que le ponía el Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA), Pérez decidió tomar la extrema medida: se puso una peluca azul, una nariz de payaso roja y se encadenó en el hall del edificio hasta ser recibido por el titular de la cartera, Matías Tombolini.

Ya encadenado a una de las sillas del edificio ubicado en Presidente Julio A. Roca, 651, Pérez contó que llevó consigo todo lo necesario para pasar la madrugada en caso de que Tombolini no lo recibiera a la brevedad. “Me disfracé de payaso para estar a la altura de las autoridades”, explicó sobre su accionar en diálogo con Marcelo Fernández. Al mismo tiempo, dijo que el Gobierno no le aprueba desde hace tres meses los permisos necesarios para acceder a los dólares que necesita para llevar a cabo las importaciones y que, por ese motivo, su fábrica trabaja al 5% de su capacidad.

“Lo único que me interesa es salvar a mi empresa, mis empleados, que hace cinco meses venimos padeciendo un tormento por no tener los dólares para poder financiarnos en el exterior”, dijo sobre los motivos que lo impulsaron a tomar la medida.

Pérez reveló que no es la primera vez que recurre a esta práctica para presionar al Gobierno a que le den los permisos. El empresario contó que cinco meses atrás se encadenó porque no le podía dar dólares a un proveedor que había llegado desde Polonia.

“Tuve la suerte de que me liberaron esa vez. Después de dos o tres veces más, me fueron dando ‘puchitos’, pero ahora hace tres meses no tengo los permisos”, expresó el dueño de Aerogálvez, quien decidió retomar la protesta.

En esa misma línea le pidió a los funcionarios de la Secretaría de Comercio que “tomen cartas en el asunto” porque, según dijo, no es el único con el mismo problema. “Han hecho una telaraña para no girar dólares al exterior tan grande que ni ellos ahora deben saber como desenredarla”, remarcó.

“Me encadené porque no tengo más nada que perder. Hipotequé hasta mi casa para poder mantener todo esto y no echar a nadie. En mi empresa somos como 50 familias, de manera directa o indirecta. Ahora no tenemos producto. Nosotros operamos en aeropuertos regionales donde ninguna petrolera va. Para YPF hay dólares, pero para Aerogalvez no”, concluyó.