La diputada nacional Romina Diez pronunció un enérgico discurso para defender el conjunto de iniciativas incluidas en la Ley Ómnibus. Entre otras cuestiones, expresó su desacuerdo con la noción de empresas estatales, a las que calificó de “oxímorons” que pretenden “disfrazar de patria para justificar aguantaderos de militantes”.
Diez respaldó su postura al señalar que las empresas deben ser manejadas por empresarios, a quienes describió como “los naturales benefactores sociales”. Citando al presidente Javier Milei, recordó las palabras pronunciadas en Davos: “Como bien dijo nuestro presidente en Davos, los empresarios son héroes”.
En su discurso, Diez argumentó que las empresas se crean para generar beneficios económicos y empleo genuino, mientras que el Estado tiene el papel de proporcionar condiciones mínimas para el desarrollo de los ciudadanos. “Las empresas y el Estado tienen dos objetivos y fines absolutamente diferentes”, subrayó.
La crítica más contundente de Diez se centró en la supuesta ineficiencia de las empresas públicas, atribuyéndola a la falta de riesgo y responsabilidad financiera. “Las empresas públicas tienen recursos infinitos. Y este es el principal motivo por los cuales no pueden ser eficientes”, argumentó, sosteniendo que al no responder con su patrimonio quienes las conducen, carecen de la motivación necesaria para operar de manera eficaz.
También hizo referencia a la rotación de gerentes según los cambios de gobierno, cuestionando la capacidad de estas empresas para llevar a cabo una gestión a largo plazo y estratégica. En ese sentido, citó a Juan Bautista Alberdi, afirmando que “el Estado es mal empresario”.
Diez destacó la existencia de más de 40 empresas públicas, financieras y no financieras, muchas de las cuales, según sus palabras, se encuentran mal administradas, carecen de coordinación y estrategia comercial, y generan enormes déficits que recaen “en los hombros de los contribuyentes”.