“En Sancor no hay ningún estado presente”, sostuvo la diputada nacional del PRO Verónica Razzini.
Los trabajadores se muestran con la cabeza gacha para pasar desapercibidos, están amenazados. Hace mucho tiempo que no pueden trabajar al 100% para sacar la producción y poder sobrevivir.
Los legisladores nacionales del PRO de Santa Fe, Verónica Razzini, Alejandro Bongiovanni y Gabriel Chumpitaz arribaron a la sede central de SanCor donde realizaron una recorrida para conocer de primera mano la grave situación gremial que tiene paralizada a la planta, luego de recibir una serie de denuncias de los propios empleados de Sancor.
La diputada nacional del PRO Verónica Razzini, sostuvo en CNN Radio Rosario, que “los trabajadores de la empresa se muestran con las cabezas gachas para pasar desapercibidos, están amenazados. Hace mucho tiempo que no pueden trabajar al 100% para sacar la producción y poder sobrevivir.
En diálogo con Marcelo Fernández, la diputada y empresaria, y perteneciente al movimiento antipiquetes, estaba participando y confrontando desde hace algunos meses el bloqueo que estaba sufriendo la cooperativa, manifestó que “los sindicatos vienen quebrando empresas de una manera sumamente llamativa, Atilra es un gremio muy poderoso”. Y agregó, “ya son años y años que esta mafia viene apretando a los empresarios, pero se llegó a un punto donde la industria no es más rentable, con una situación muy compleja”.
Fue muy fuerte ver el derramamiento de leche por no ser procesada, fue una imagen que afectó a todo el país, y desde entonces me contacté con el presidente de la Cooperativa. Lo llamativo en este caso, en Sunchales, la fábrica está prácticamente “tomada” por los sindicalistas.
“Atilra está empecinada en lograr un fideicomiso, que por supuesto es de dudosa procedencia, pero que por suerte fracasó. Había un crédito de 80 millones de dólares, pero como no tenía asidero, finalmente naufragó y allí comenzó la furia del sindicato”, dijo.
“Se supo que Atilra ofrece a los empleados que se adhieran al gremio, aproximadamente 200 mil pesos por semana; hay amenazas y hasta hubo empleados golpeados, y lo conozco porque me llegan mensajes personalmente”, expresó Razzini. En Sancor no hay ningún Estado presente, “los directivos tienen mucho miedo”.
Sancor es una empresa que camina sola, en términos económicos si pudiera trabajar con normalidad saldría adelante, pero no logran trabajar al 100% y sacar la producción completa y cumplir. Se van perdiendo los proveedores, a pesar de ser una marca impuesta.
Es una locura que estas mafias se enquisten hoy en Argentina y no se las pueda sacar.