Tras la decisión del gobierno de descongelar el Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y al Dióxido de Carbono (IDC), la nafta volvió a aumentar este sábado. Estos tributos se actualizan en base a la inflación y se habían mantenido sin cambios durante más de dos años. La primera en mover fue YPF, el principal jugador del mercado, con una suba del 7,5% promedio en todos sus precios.
Un decreto firmado por el ministro de Economía Luis Caputo había fijado un cronograma para aplicar las subas pendientes del 2023 para ambos impuestos. Así, se definió que desde el 1° de marzo se computará la inflación del primer y segundo trimestre del año pasado. En abril se aplicará el tercero y en mayo la variación correspondiente al cuarto trimestre, que serán las de mayor impacto.
El Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) calculó que en marzo el ICL pasó de un monto fijo de $33 saltará a $98 por litro, es decir, un alza del 50 por ciento. El traslado del incremento de dichos impuestos hubiera implicado una suba del 4,4% en la nafta y del 2,7% en el gasoil. De esta manera, el litro de súper escalaría $32,63 y el gasoil, $21,12. Sin embargo, se aplicó una suba mayor al precio en surtidor dado que las petroleras están en plan de ajustar también por la devaluación programada (crawling peg) del 2% mensual y camino a una recomposición de precios que lleve al valor local al de paridad de exportación, es decir, que lo equipare con precios internacionales.
El ajuste del impuesto se acelerará en meses por venir, explican especialistas, generando nuevos aumentos en surtidores.
Cabe recordar que los combustibles, luego del desarme de Precios Justos, aumentaron alrededor del 6% a principios de febrero, 38% en diciembre y 27% en enero. Así, los aumentos de combustibles en el período alcanzan un acumulado de cerca del 95% de acuerdo con las distintas ciudades del país y producto, lo que contribuyó a una fuerte caída de la demanda en enero que registró caídas de hasta 25% en los productos premium de algunas compañías.