NARCOPOLICIAS

Policías de Esperanza compraban droga a un narco y la distribuían en búnkeres

El escandaloso caso surgió a partir de un peritaje a un teléfono celular y dejó al descubierto un modus operandi que se desarrolló entre el 2022 y 2023 también en otras localidades del departamento Las Colonias..

Tres policías que prestaban servicios en la disuelta Brigada de Drogas de Esperanza fueron imputados de haber conformado una asociación ilícita dedicada a comprarle drogas a un narco santafesino y distribuir el material estupefaciente en distintos puntos de venta del departamento Las Colonias.

Se trata del entonces jefe de la repartición, el comisario Lucas Gabriel Nos, el suboficial Matías José Cosentini y la oficial María Belén Muratore, quienes integraban el Grupo de Trabajo “Las Colonias” de la Agencia de Investigación Criminal hasta agosto del 2023 cuando dos de los tres agentes fueron detenidos por orden del fiscal federal Gustavo Onel que les imputó el encubrimiento a un narco. La oficial Muratore, por su parte, fue detenida la semana pasada en su casa de la ciudad de Coronda.

Los tres se encuentran imputados de haber conformado una asociación ilícita de carácter estable, con soporte estructural y división de roles destinada al tráfico de estupefacientes con finalidad de lucro.

Según la investigación, encabezada por el fiscal Onel y su coadyuvante Gastón Theler, los tres exagentes policiales le compraban la droga al narco de la ciudad de Santa Fe, Daniel Carlos Segovia, actualmente detenido por una causa que se tramita en la Fiscalía Federal N°2 luego de haberse encontrado en su casa de Castelli al 4300 -el año pasado- drogas, armas y municiones.

Para los fiscales, la actividad clandestina de los “poli narcos” se llevó a cabo cuanto menos desde septiembre del 2022 hasta el 23 de mayo del 2023 y no solo se ejecutó en los puntos de venta de drogas de Esperanza, sino también se extendió hasta Franck, Las Tunas, San Carlos, Progreso y San Agustín.

Los fiscales se valieron de un video en el cual quedó registrado un encuentro en Santa Fe que mantuvo Segovia con los agentes de la Brigada de Drogas que viajaron hasta la capital provincial a bordo de un automóvil oficial de la dependencia que fue retirado el 24 de febrero del 2023 y devuelto cuatro días después.

Sin embargo, el plato fuerte de la investigación fue un teléfono celular que le secuestraron al suboficial Matías Cosentini en el marco de una causa que impulsa el fiscal del Ministerio Público de la Acusación, Ezequiel Hernández.

En aquella investigación, Cosentini había denunciado el extravío de su arma reglamentaria, pero el fiscal Hernández no le creyó e inició una pesquisa para determinar si había perdido, vendido o alquilado el armamento, por lo que allanó el domicilio del suboficial y secuestró un teléfono.

El dispositivo debía ser peritado 7 de agosto del 2023, pero el procedimiento se frustró, ya que el personal de Análisis Digital Forense del Organismo de Investigaciones cuando fue a retirarlo, detectó que el celular estaba dañado y la tarjeta SIM había sido cortada a la mitad.

Con el paso del tiempo, los agentes del Organismo de Investigaciones lograron extraer información que permitió a la Justicia federal detectar el modus operandi de Cosentini en su paso por la Brigada de drogas de Esperanza, bajo el mando del Comisario Lucas Nos.

La hipótesis de la Fiscalía apunta a que Nos, Cosentini y Muratore adquirían la droga de traficante santafesino y luego la insertaban en búnkeres de Esperanza y localidades aledañas. Los encargados de esos puntos de venta de estupefacientes les abonaban a los policías una “cuota” para la “habilitación” para vender la droga y luego debían efectuar el pago de sumas de dinero para obtener la “protección” de la Brigada.

En caso de no hacerlo o de demorarse en el pago, los policías radicaban denuncias que eran informadas a la Justicia federal con asiento en la ciudad de Santa Fe para sacarle a los narcos el negocio y dárselo a nuevos actores.

Los fiscales sospechan además que parte del dinero recaudado por la Brigada tenía como destino escalas superiores de la cadena de mando policial. Sin embargo, hasta el momento la investigación no pudo detectar para quién iba la “recaudación”.