
Las barcazas de bandera paraguaya que pasan casi diariamente frente al puerto local, no pueden operar en los muelles -que están operativos para combustibles, granos y carga contenerizada- por un decreto de Edelmiro Farrel de 1944, ratificado por el primer peronismo y luego modificado. Ya no hay líneas navieras de bandera argentina, que sólo serían factibles cuadruplicando costos, lo que artificialmente hace que los camiones sean más “competitivos”.
Federico Sturzenegger posteó que “lo más importante es que se permitirá el tratamiento de matrícula nacional a buques extranjeros. Esto quiere decir que una barcaza paraguaya, por ejemplo, se podrá matricular en Argentina y operar como una nave local.
“Deberán ser tripulados por argentinos o extranjeros residentes en los términos del art. 143 de la Ley de Navegación (75 % de la dotación), pero se regirán para ese contrato con las leyes de su país de origen”, señaló el ministro de Desregulación.

Fin a las extorsiones
“En el mismo sentido -añadió Sturzenegger sobre la medida- el decreto establece un régimen por el cual los operadores locales también podrán operar con el sistema de cese de bandera, que les permite realizar cabotaje bajo otra bandera de conveniencia y también contratar bajo las leyes del país de la nueva bandera”.
El ministro ironizó: “aunque no lo creas, la dotación del barco necesitaba un acuerdo del sindicato. Entonces era común la extorsión antes de zarpar (“subime estos dos compañeros, total que te hace”). Ahora la dotación la elige el armador, que es quien opera la nave e invirtió en ella eliminando sobrecostos inútiles (esto sin perjuicio de la facultad de la autoridad pública competente (PNA) de establecer la dotación mínima de seguridad).
“Por último, se amplía de 30 a 60 días el plazo por el que los buques de tráfico internacional puedan hacer tráfico de cabotaje permitiendo un mayor flujo de tránsito con buques extranjeros. Es insólito que ¡hoy las mercaderías de Tierra del Fuego, por ejemplo, viajan al continente en camión!”.
“Venimos de una historia más de destrucción por culpa del Estado y el kirchnerismo. En los años 90 el presidente Menem había logrado una desregulación exitosa que había permitido a los armadores y trabajadores argentinos trabajar y competir adaptándose a las flotas más competitivas del mundo.
“Pero vino el kirchnerismo -añadió Sturzenegger- que, como sabemos, destruye todo. Revirtió la desregulación y puso al sector en punto terapia intensiva. 20 años después quedaban menos de 20 buques en el tráfico de cabotaje, principalmente destinado al transporte de petróleo y derivados desde la Patagonia. En el Paraná las barcazas paraguayas acapararon todo el tráfico. Habíamos entregado un negocio por las restricciones que impone el Estado”.