La ex boxeadora y actual convencional constituyente Alejandra “Locomotora” Oliveras fue internada este lunes por la mañana en el Hospital José María Cullen de la ciudad de Santa Fe, luego de sufrir un problema de salud que obligó a su traslado de urgencia desde Santo Tomé. La noticia generó preocupación tanto en su entorno familiar como en el ámbito político, ya que su cuadro se da en paralelo con el histórico inicio de la Convención que busca reformar la Constitución de la provincia tras más de seis décadas sin modificaciones.
Oliveras fue atendida en primer lugar en el Samco de Santo Tomé, desde donde fue derivada al Cullen para un seguimiento médico más exhaustivo. Se encuentra acompañada por uno de sus hijos, y su estado es monitoreado por profesionales del hospital.
La jornada no era una más: este lunes se puso en marcha el proceso constituyente en la Legislatura santafesina, con la jura de los 69 convencionales elegidos en abril pasado. Entre ellos, figura Oliveras, electa por el espacio Frente de la Esperanza. Su participación había generado controversia incluso antes del inicio formal, por una impugnación a su candidatura que cuestionaba su residencia en la provincia, aunque el planteo fue desestimado por los organismos competentes por haberse presentado fuera de plazo y sin fundamentos probatorios sólidos.
El episodio de salud deja en suspenso la presencia de Oliveras en el debate por la reforma constitucional, justo cuando el proceso arranca con tensiones políticas, negociaciones internas y expectativa ciudadana. Conocida por su fuerte personalidad dentro y fuera del ring, la ex campeona mundial es una figura que combina lo mediático con lo institucional, y que había asumido este nuevo desafío político con el mismo ímpetu que la caracterizó como deportista.
En estos momentos, lo que prevalece es la preocupación por su estado de salud. Desde su entorno, piden cautela y respeto mientras se aguarda un parte médico oficial. La Convención Constituyente seguirá su curso, pero la ausencia de Oliveras, al menos por ahora, deja un lugar vacío tanto en la mesa de debate como en la historia singular de una mujer que cambió los guantes por las bancas.
