Este martes, la intersección de la peatonal Córdoba con Corrientes, en pleno microcentro de Rosario, amaneció sin un elemento que fue, por ocho años, una peculiaridad vial: el semáforo de piso. El dispositivo, que funcionaba con tiras de luces led a nivel del suelo, fue completamente retirado, dejando solo los semáforos verticales tradicionales en la esquina.
Si bien no hubo comunicación oficial sobre los motivos del retiro, personal municipal ya rellenó de cemento la canaleta en la vereda, antes del cordón, donde se alojaba la tira led, dejando el área encintada transitoriamente.
La historia de un dispositivo que no tuvo réplicas
El semáforo de piso (o de pie) se había instalado en esta esquina tradicional de Rosario den 2017. Fue catalogado como el primer semáforo peatonal de piso del país y su objetivo principal era advertir a los peatones que circulan con la vista baja, enfocados en sus dispositivos móviles.
La iniciativa respondía al fenómeno de los “peatones tecnológicos”, un grupo que, según la Federación Internacional del Automóvil (FIA) en Latinoamérica, superaba el 29% en Argentina en 2017, afectando su capacidad de percepción del riesgo. Aunque el proyecto era una prueba inicial con planes de ser replicado en otras diez intersecciones de la ciudad, este nunca se concretó y el semáforo de piso de Córdoba y Corrientes fue el único.
Sobre la funcionalidad de este tipo de herramientas, el especialista Gustavo Brambati, responsable de Seguridad Vial del Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi Argentina), analizó la situación en diálogo con el programa Punto Medio (Radio 2).
Brambati señaló que el enfoque de este tipo de innovación se basa en la idea de que “el celular se va a seguir usando”, por lo que se intenta “convivir” con el fenómeno en lugar de cambiar la conducta. Sin embargo, advirtió que la seguridad vial requiere un arraigo de muchos años para funcionar.
El experto enfatizó que sin una buena comunicación, la utilidad de la tecnología se pierde, generando “un gran desconcierto” entre los usuarios, que a veces no saben de qué se trata la luminosidad.
La percepción de los peatones en la citada esquina parecía confirmar la falta de arraigo y conocimiento. En un móvil realizado por Radio 2 desde Córdoba y Corrientes, se constató que la mitad de los consultados en una breve encuesta no sabía qué hubo allí todo este tiempo.
Entre quienes sí lo recordaban, las opiniones estaban divididas: algunos señalaron que “no parecía útil”, mientras que otro vecino aseguró que “lo usaba cuando estaba con el teléfono”. La necesidad de “hacer memoria” para recordar el dispositivo evidenció que no era una herramienta que los peatones tuvieran muy presente.
El retiro del semáforo deja en evidencia el desafío de implementar innovaciones viales sin una estrategia de comunicación masiva, especialmente ante la persistencia de conductas de riesgo, como el cruce detrás de otros peatones (“si el de adelante se manda a cruzar, cruzamos”), que según Brambati, sigue siendo un accidente común.
