Con este panorama, Francos pidió que como parte de la negociación con el Senado -por si acaso el radicalismo escribe un texto alternativo al artículo siete, dedicado a las privatizaciones-, se excluya a la compañía aérea y se sostenga la venta de las otras ocho compañías que figuran.
En este escenario, si Diputados no tiene mayoría para privatizar Aerolíneas, no estaría en riesgo la venta de las otras empresas públicas. En la cámara baja, se sabe, cuando se recibe un texto con modificaciones del Senado sólo se puede avalar esas correcciones o sancionar la versión original. No es posible volver a escribir.
La redacción que propondría la UCR mantendría la venta de Energía Argentina, Radio y Televisión e intercargo; y la concesión de Agua y Saneamientos Argentinos (Aysa), Belgrano Cargas y logística, Sociedad Operadora Ferroviaria (Sofse) y Corredores Viales y el Correo.
Esta última empresa también tiene la protección de las provincias patagónicas, donde sus oficinas son utilizadas para cumplir con trámites cotidianos.
Además del PRO, en diputados hay opositores dialoguistas de la Patagonia como los radicales Pablo Cervi y Roxana Reyes (UCR) y el chubutense Jorge Ávila.
Por ahora ninguno dijo que iba a cambiar de opinión, como el macrista Stefani, pero ya sintieron la presión en los aeropuertos, donde tuvieron que apelar a amistades para poder conservar sus vuelos a Buenos Aires. Si Aerolíneas se vende, no les será fácil trasladarse. Al menos por un tiempo.