
Inesperadamente, se sentaron en sus bancas los diputados de Encuentro Federal que responden al mandatario de Córdoba, Martín Llaryora, así como los catamarqueños que siguen las órdenes del gobernador Raúl Jalil.
El quorum se consiguió a las 12:23 (130 legisladores) con el aporte de los diputados de Unión por la Patria, Encuentro Federal, Democracia para Siempre, Coalición Cívica y el Frente de Izquierda.
En cambio, el PRO y la UCR (con las excepciones de Julio Cobos y Fabio Quetglas) colaboraron con la estrategia fallida de vaciar el quórum junto al oficialismo de La Libertad Avanza e Innovación Federal.
Javier Milei recibió un traspié este martes en Diputados: un sector de la oposición logró aprobar una comisión investigadora por el Libragate, que funcionará durante tres meses y emitirá un informe sobre la responsabilidad del Presidente. Además, se avaló la interpelación del jefe de Gabinete Guillermo Francos; y a los ministros Toto Caputo (Economía) y Mariano Cúneo Libarona (Justicia).
Sólo este último garantizó una banca vacía. “Con la elección cerca, los acuerdos salen caros y nos piden inmolarnos”, dijo un líder libertario a Letra P, para explicar la derrota. Las negociaciones para el cuórum las lideraron Oscar Carreño (Encuentro Federal), Paula Penacca (Unión por la Patria), Carla Carrizo (DPS) y Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica), quien jugó y ganó el debate en su bloque para aprobar la comisión investigadora.
Menem logró que el PRO y la UCR no se prestaran para el cuórum, aunque por el partido centenario sí ayudaron Julio Cobos y Fabio Quetglas. El líder libertario pensó que había bajado la sesión cuando consiguió que no fueran al recinto los exlibertario del MID. Pero el plan lo arruinó Llaryora. “Le dijimos que, si era cierto que Milei cayó 17 puntos en Córdoba, debía mostrarlo”, contó a Letra P uno de los negociadores. El diputado García Aresca habló con el gobernador y coordinó sumarse a la embestida final.
Sólo con la UCR y el PRO
La Libertad Avanza quedó aislada, con el único respaldo del radicalismo oficial -no completo- y el PRO, que en Diputados se muestra orgánico con el Gobierno, tal vez por la menor influencia que tiene Mauricio Macri. “No entiendo la necesidad de generar esta sesión, de querer imponer una acumulación de bloques y voluntades, cuando ya está claro que la semana que viene el jefe de Gabinete va a dar su informe”, se molestó Silvana Giúdici, cercana a Patricia Bullrich.
Por el radicalismo, defendió al Gobierno Karina Banfi. “Se convocó a la sesión a las patadas. Preferimos esperar y escuchar al jefe de Gabinete”, propuso la bonaerense. La única voz oficialista fue la del jefe de bloque, Gabriel Bornoroni. “Vamos a hacer una comisión que no sabemos qué va a investigar. Es un show al que estamos acostumbrados”.
Lo cierto es que la oposición casi no habló de la comisión en el debate porque estaba en duda su aprobación y se enfocó en las interpelaciones. “Para nosotros es fundamental que el Congreso no mire para el costado porque lo que está en juego es en definitiva el interés supremo de la argentina de saber la verdad, de saber si el Presidente está gastando su tiempo, como lo hizo cuando recientemente había asumido como diputado de la Nación promocionando una criptomoneda que redundó en una estafa a este Congreso”, sostuvo Pablo Juliano, de DPS.
Carreño destacó la importancia de no concentrar las consultas en el informe de gestión de Francos. “Para nosotros es muy importante hablar del artículo 71 de la Constitución. Más allá de cómo lo llamemos, interpelación o no, tiene que ver con que el Gobierno debe dar explicaciones en función de lo que el Congreso le requiera, no de lo que quiera contar. El artículo 71 es claro: el Ejecutivo debe brindar los informes y explicaciones que estime convenientes la Cámara que lo cita”, sentenció el cordobés.