
Los precios del oro subieron con fuerza el jueves, en medio de una nueva escalada en la guerra comercial entre Estados Unidos y China. La tendencia se profundizó incluso después de que el presidente Donald Trump anunciara una pausa temporal en los aranceles para algunos países, lo que no logró disipar el clima de volatilidad global. En este contexto, el metal precioso consolidó su lugar como uno de los activos de refugio más buscados por los inversores.
Este jueves, el oro al contado (XAU=) avanzó un 1%, y se ubicó en 3.113,2 dólares la onza, tras haber registrado el día anterior su mayor salto diario desde octubre de 2023. Por su parte, los futuros del oro en Estados Unidos (GCcv1) subieron un 1,6%, hasta 3.129,9 dólares, consolidando el impulso alcista que venía mostrando desde el inicio del año.
El repunte del oro coincidió con un nuevo episodio de tensión geopolítica. Trump, que endureció su postura frente a Pekín, elevó los aranceles sobre las importaciones chinas del 104% al 125%, luego de que el gobierno de China impusiera una sobrecarga del 84% sobre productos estadounidenses. Al mismo tiempo, el mandatario concedió una prórroga de 90 días en los gravámenes que afectaban a decenas de otros países, lo que generó desconcierto entre operadores y analistas.
No sabemos realmente qué camino va a tomar esta guerra comercial. Creo que en el transcurso de este año, el oro subirá”, señaló Nitesh Shah, analista de WisdomTree. El especialista también indicó que su proyección para el oro apunta a 3.600 dólares dentro de un año, y no descartó que pueda alcanzar los 4.000 dólares, debido al contexto internacional.
A medida que crecía la tensión entre las dos mayores economías del mundo, el mercado dirigió su atención hacia la publicación del Índice de Precios al Consumo (IPC) de Estados Unidos. Estos datos, previstos para las 12:30 GMT, eran clave para anticipar los próximos pasos de la Reserva Federal en materia de política monetaria. En ese escenario, el mercado comenzó a valorar 84 puntos básicos de recortes de tasas de interés para fin de año.
Los lingotes reforzaron su atractivo como activo seguro en este entorno de tasas bajas, y extendieron la tendencia alcista que los acompaña desde el año pasado. En lo que va de 2025, el precio del oro acumula una suba superior al 18%, impulsado por el aumento de la demanda como cobertura ante eventos globales adversos.
El impacto de la incertidumbre no se limitó al mercado de metales. En paralelo al avance del oro, el dólar mostró una caída generalizada frente a las principales monedas, tanto de refugio como de riesgo. Los operadores reajustaron sus carteras luego del sorpresivo anuncio arancelario de Trump, lo que provocó oscilaciones en activos de todo tipo.
El dólar cayó un 1,5% frente al yen japonés, hasta 145,5 unidades por dólar (JPY=EBS), y un 2% frente al franco suizo, hasta 0,8402 unidades (CHF=EBS). Al mismo tiempo, el euro subió un 1% hasta 1,107 dólares (EUR=EBS) y la libra esterlina se fortaleció un 0,78% hasta 1,2930 dólares (GBP=D3).
También se apreciaron monedas vinculadas al riesgo como el dólar australiano (AUD=D3), que ganó un 0,55% hasta 0,6186 dólares, y la corona sueca, que subió hasta 9,939 unidades por dólar (SEK=D3). Parte de la presión sobre el billete verde se relacionó con la caída del rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense, así como con el desconcierto que generaron las idas y vueltas de Trump sobre la política comercial.
En este contexto de incertidumbre global, muchos argentinos comenzaron a buscar alternativas para proteger su capital. Una de las más destacadas fue el acceso al oro desde la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, que incorporó recientemente herramientas para invertir en este metal sin necesidad de adquirirlo de forma física.

Desde diciembre del año pasado, los inversores locales pueden operar con el Cedear “GLD”, un certificado que replica el comportamiento del fondo cotizado SPDR Gold Shares, administrado por State Street Global Advisors. Este instrumento representa participaciones en un fondo que almacena oro físico en bóvedas de alta seguridad ubicadas en Londres, Zúrich y Nueva York.
El precio del Cedear GLD se vincula directamente al valor internacional del oro y al tipo de cambio. Su adquisición no requiere cuentas en el exterior ni operaciones en moneda extranjera, y se puede realizar en pesos argentinos o dólares, a través de agentes bursátiles autorizados.
Al cierre del año pasado, comprar una unidad de GLD costaba aproximadamente 5.350 pesos, aunque su cotización varía de forma constante. La operación es completamente digital y se puede realizar en minutos. Solo es necesario abrir una cuenta comitente en una sociedad de bolsa local, transferir fondos y operar desde la plataforma elegida, dentro del horario habitual de mercado: de 11 a 17 horas en días hábiles.
Entre las principales ventajas del Cedear GLD, se destaca su liquidez, ya que puede venderse en cualquier momento. Además, según BYMA, las ganancias de capital que se obtienen con estos instrumentos no están alcanzadas por el Impuesto a las Ganancias, lo que representa un beneficio adicional.
El GLD también permite diversificar las carteras locales con exposición a un activo de refugio internacional, sin los riesgos asociados al manejo de lingotes o monedas físicas. Esta opción ganó interés especialmente entre ahorristas que buscan protegerse frente a la inflación, la devaluación del peso y la inestabilidad financiera internacional.
Además del GLD, el anuncio conjunto de Bolsas y Mercados Argentinos (BYMA) y Banco Comafi incluyó otros Cedears de ETF que permiten invertir en criptomonedas y en activos internacionales. Entre ellos se encuentran el ETHA, que sigue el valor de Ethereum, y el IBIT, que replica el comportamiento del Bitcoin. También se habilitaron herramientas como el ETF inverso SH, que busca rendimientos positivos cuando los mercados bajan, y el FXI, que sigue el desempeño de las 50 empresas más grandes de China.
La posibilidad de operar estos instrumentos desde la Argentina, en moneda local, con mecanismos regulados y sin exponerse al circuito informal, marcó un cambio significativo en el acceso a los activos internacionales. Esta nueva etapa del mercado de capitales argentino amplió las opciones de inversión para pequeños y grandes ahorristas, en un entorno global cada vez más volátil.