El acumulado de los aumentos de combustibles para el período enero-agosto de 2023 está entre 36% y 37%. Aunque no se puede determinar cuál será la inflación de esos meses, los analistas calculan una suba en el costo de vida que superará el 110% anual y algunas consultoras señalan que superará el 140%.
Con los precios corriendo por debajo de la inflación, se genera un atraso. Los costos (petróleo, refinación, empleados) van por detrás de la evolución de las ventas. Los economistas suelen advertir que los precios “distorsionados” suelen traer complicaciones a la hora de regularizarlos. Esa tendencia se observa también en la energía (las tarifas de luz y gas, por ejemplo) o el tipo de cambio oficial, que está atrasado. Con este acuerdo, Energía delega en la próxima administración la responsabilidad de ajustar los precios de los combustibles. Las petroleras dicen que aceptaron este acuerdo a cambio de correcciones en materia de impuestos.
“Con este desfasaje no podemos pagar los aumentos de salarios acordados con el gremio”, aseguraron en la principal cámara de estaciones de servicios. Y agregaron: “Si bien consideramos que el programa implementado entre el Gobierno y las petroleras da cierta previsibilidad, al establecer un sendero de aumentos contenidos; ello pone en jaque al sector, que viene sobreviviendo en un contexto de incremento generalizado de los costos, precios intervenidos por el Estado y paritarias por encima de la inflación”
“Con un incremento proyectado de los combustibles del 16% (de aquí a cuatro meses) no podemos hacer frente de ningún modo al aumento del 30 % correspondiente al ajuste paritario cerrado con los trabajadores, para el primer semestre de este año”, advirtieron.
Por último, desde el sector afirmaron que “esta política, llevada adelante entre el Gobierno y las petroleras, y de la que no formamos parte, pese a nuestros reclamos, resulta inequitativa para las miles de estaciones que sostienen el expendio de combustibles en todo el país”.