El proyecto de ley es clave en la negociación en curso con el FMI para autorizar un desembolso de US$ 3.900 millones, que recién podría liberarse en dos semanas. Allí, el Ministerio de Economía ratificará la continuidad del acuerdo sellado en marzo, dentro del cual se prevé un déficit primario del 1,9%, una emisión monetaria del 0,6%, un crecimiento del 3% y la acumulación de reservas netas por US$ 4.000 millones en 2023.
La Ley de Administración Financiera establece que el presupuesto debe ser enviado al Congreso antes del 15 de septiembre, acompañado de los objetivos que se propone alcanzar y la metodología para estimar los recursos y gastos. Rigo estuvo trabajando en forma hermética en los números y las medidas para evitar “desvíos”, cómo ocurrió con el presupuesto del año pasado, que preveía una inflación del 33% y fue rechazado en Diputados.
Conforme a lo señalado por el ministro Sergio Massa en la reunión que recientemente mantuviera con la directora gerente del Fondo, Kristalina Georgieva, el Gobierno contempla reducir el déficit fiscal primario de 2,5% este año 1,9% el próximo.
Entre los supuestos macroeconómicos sobre los que se elaboró el proyecto de presupuesto contemplan una desaceleración de la actividad económica: el PBI pasaría de crecer 4% en el año en curso a 2% el próximo. En tal sentido, se prevé una menor expansión de la inversión, que pasaría de crecer 10% en el actual ejercicio a 2,9% el próximo. También se desaceleraría el consumo privado pasando de un aumento de 6,5% en el año en curso a un incremento de 2% el próximo. Esta caída se vería compensada por el aumento que se espera en las exportaciones, de 7,1%, contra importaciones que aumentarían el año próximo 2%. De esta manera, el superávit comercial pasaría de 7.751 millones de dólares en 2022 a 12.347 millones en 2023.
Por su parte, se espera que hacia diciembre próximo el dólar oficial se ubique en 166,50 pesos por dólar y que pase a valer 269,90 hacia fines del año que viene.
Por último, en el proyecto se reconoce que la inflación será del 95% durante el 2022, pero se espera una desaceleración a 60% (punta a punta) para el año próximo. Así, si bien las proyecciones contemplan una caída en promedio del salario real, se espera que los ingresos se recuperen, en 2%, hacia fin de año, con una tasa de desempleo que se mantendría en 7% de la población económicamente activa.