El periodista Carlos Pagni estuvo en Rosario para presentar su libro «El nudo», con el que se sumerge en las complejidades históricas, sociales y políticas del conurbano bonaerense para entender a la Argentina de hoy.
Con la Fundación Libertad como escenario, Pagni mantuvo una charla con Marcelo Fernández que le dio dinamismo a la presentación. De ese encuentro dejó una serie de pensamientos que sirven para comprender la complejidad del presente:
“El conurbano es un fenómeno que tiene que ver con una forma de organización social y económica de la Argentina. A lo largo de las décadas se formó, para llamarlo de alguna manera poco convencional, esa economía regional. Ahí se condensa parte de nuestra peripecia económica que tiene consecuencias sociales muy importantes. La peripecia tiene un trayecto que viene desde la inmigración en los comienzos del siglo XX, una aceleración muy interesante desde el punto de vista socioeconómico que es el principal escenario de la sustitución de importaciones, de una forma de industrialización que tuvo la Argentina a lo largo de la década del 40 y un lugar de enorme productividad y creatividad política: sin entender el conurbano sería muy difícil entender los orígenes del peronismo”.
“La historia empieza a trazar una parábola de declinación, sobre todo desde el punto de vista sociolaboral, hasta 2001, cuando sufre un colapso. Me interesa concentrarme en 2001 porque allí se escenifica un problema en el conurbano que es la aparición de la pobreza. Obviamente no estoy diciendo que antes de ese año no había pobreza. Pero en ese momento aparece la pobreza como un fenómeno sistémico, no marginal, sino central alrededor del cual se empiezan a organizar y a diseñar determinados problemas en la Argentina; y la percepción de ese problema está ligado al colapso de la convertibilidad y a lo que sucedió en 2001”.
“Asoma también un problema central, que es la marginalidad, un shock de informalidad que persiste y se incrementó. Y surge un fenómeno rarísimo, tan raro como fue la sindicalización en ese mismo lugar en los años 30 y 40, que es la organización de desocupados a los que hasta entonces se los consideraba incapaces de generar una acción social organizada”.
“Todo esto que describo va de la mano de un problema importante del Estado para organizarse y prestar los servicios que se esperan de él. En 2001 hubo un colapso del Estado y luego se dio un proceso de reconstrucción. Pero de reconstrucción imperfecta, incompleta, y vemos que hay zonas de la vida social de la Argentina, del conurbano, de Rosario, a los que al Estado le cuesta muchísimo llegar y resolver los problemas. Entonces: ¿había pobreza en el conurbano?, sí; ¿había droga?, sí; ¿había lugares donde el Estado no podía entrar porque estaba manejado por narcotraficantes?, no. Eso es novedoso. Las villas de emergencia convertidas en lugares inseguros para los villeros, eso es novedoso, no pasaba antes. Había una especie de subvida en esos lugares, que sigue siendo así, pero ese entorno con la presencia de la droga cambió muchísimo”.
“Otro fenómeno es el proceso de conurbanización de la política. Es decir, Menem no podía hacer política sin una red nacional, Alfonsín no podía hacer política sin una red nacional. Duhalde pudo hacer política sin una red nacional. Los Kirchner pueden hacerlo e incluso el proyecto de hoy de Cristina Kirchner es seguir haciendo política sin una red nacional gracias a la prepotencia demográfica de una región que tiene la posibilidad de conseguir la subordinación del resto. Eso es un invento del 2001, toca un nervio muy importante de la historia argentina. El primero que entendió eso fue Duhalde, para quien el conurbano pasaba a tener otro peso dentro de la política”.
“Los Kirchner son discípulos muy ortodoxos de los Duhalde. Hay una anécdota muy interesante del día de la asunción de Néstor. Siempre es una jornada muy desgastante, hay que saludar a 20.000 personas, dar tres discursos… Entonces Néstor termina a la noche en el despacho presidencial, fusilado. Llega De Vido y le pregunta… ‘¿qué vas a hacer mañana?’. Le responde: ‘Tengo que ver a Balestrini y a Curto’. Ambos son los intendentes de La Matanza y de 3 de Febrero, los pilares de la organización peronista bonaerense, pilares del duhaldismo. Entonces De Vido le pregunta por qué se reúne con ellos. ‘Porque tenemos que empezar mañana mismo a conseguir gobernabilidad’, respondió Néstor. Interpretó muy bien el clima de esa época. Hay que recordar que por la movilización del conurbano cayó Rodríguez Saá y había huido Duhalde. La gobernabilidad se obtenía ahí y la base de su poder residía en ser el líder de una liga de caudillos que gobernaban el conurbano desde las intendencias”.
“Ese proceso se complejiza, se enriquece, se profundiza, se empobrece desde otro punto de vista, con Cristina y con la aspiración de Máximo Kirchner de conducir al peronismo del conurbano. Por eso es tan importante lo que está pasando ahora”.
“¿Qué pasó en el 2001? Una enorme crisis de representación que se cifraba en la consigna ‘que se vayan todos’. Esa crisis de representación afectó de distinta manera al peronismo y al radicalismo. Vamos a ponerlo en otros términos: afectó al peronismo y afectó al no peronismo. A partir de ese momento el peronismo y el no peronismo realizaron determinadas operaciones para recomponer el vínculo entre la política y la gente. Una de esas operaciones se llama kirchnerismo, que es un ensayo que hace el peronismo para recomponer el vínculo con la gente. Y Juntos por el Cambio, que significa la Alianza y a su vez el intento de sustitución del PRO en relación con el radicalismo, que había sido la fuerza más importante de intervención de la clase media en los sectores medios a lo largo de más de 100 años, es el intento de recomposición del vínculo político en el otro campo. Y esos dos actores, Juntos por el Cambio y el peronismo kirchnerista, terminaron ocupando toda la escena en su contradicción”.
“La contradicción y la polarización fue muy perniciosa. Estupidizó a la política, la infantilizó, le quitó el largo plazo, e impidió la emergencia de terceros actores que podían ser más negativos que estos otros dos. A partir de algún momento de 2020 o 2021, y no sé cuánto tiene que ver la pandemia en esto, se produjo una crisis en ese vínculo, volvió a aparecer en la Argentina una crisis de representación en la que estamos hoy metidos. Hay un enorme agujero negro en la representación política, muy inquietante. ¿Milei es un intento de recomposición del vínculo de la política con la gente o es sólo la manifestación de una ruptura? Sabemos todo lo que Milei quiere destruir, pero no está muy claro qué quiere construir ni cómo lo piensa hacer”.
“Me llevaría mucho analizar las razones por las cuales el conurbano es como es, pero creo que hay otro factor muy importante que tiene que ver con esto que está pasando ahora en la Legislatura bonaerense. Y es algo que empezó a suceder, según mi memoria histórica, en 1987. Es una fecha importante para la historia de la provincia de Buenos Aires porque es la derrota de Casella frente a Cafiero que determina el comienzo del fin del gobierno de Alfonsín. Pero determina otra cosa también: a partir de esa derrota el radicalismo pierde la vocación de poder en la provincia de Buenos Aires y se convierte en la oposición de Su Majestad. La oposición de Su Majestad es una forma que tienen los ingleses para hablar de la oposición oficial, complaciente, que hace de oposición, se instala en el lugar de oposición y vive como oposición y aspira a seguir siendo oposición. Es decir, que en la provincia de Buenos Aires, y eminentemente en el conurbano, a partir de entonces empieza un fenómeno que se incrementa al máximo en el 90 con el plebiscito de Cafiero donde el radicalismo va aliado a Cafiero, y después Duhalde a esto lo industrializa, que es la pérdida de competencia política: ya no hay tensión ni debate político. La gran novedad la introduce Juntos por el Cambio, que parece volver a tener una voluntad de poder: vuelve la tensión, la disputa por el poder y algo que el radicalismo nunca había tenido que es la vocación de determinados dirigentes del PRO, de representar a los pobres desde una perspectiva no peronista”.