La previsión del Instituto Nacional del Agua sugiere que durante los próximos 7 días, esta tendencia continuará, llegando incluso a bajar casi un metro más, superando apenas los 2 metros.
Contrario a los pronósticos de enero, el río continúa vaciándose, con una disminución de aproximadamente 15 centímetros por día en lo que va de febrero, ya ha descendido 2 metros y se espera que descienda otro metro la próxima semana. La altura actual del río en Iguazú es de tan solo 7.5 metros, lo que indica que la bajante se acentuará en los próximos 20 días.
¿Es la falta de lluvias la única causa de esta bajante? ¿O los brasileños están reteniendo agua en sus represas? El control del flujo de agua sin duda contribuye a la bajante, pero ¿hasta qué punto cumplen los países aguas arriba con sus obligaciones en materia de cursos de agua internacionales?
Un hecho que evidencia esta situación es la obstrucción del tráfico de la hidrovía, con un buque ultramarino cruzado en el canal del Río Paraná a la altura de San Nicolás. Esto plantea una materia pendiente para la Cancillería Argentina en sus relaciones con Brasil.
La bajante del Río Paraná no solo tiene consecuencias para el tráfico fluvial, sino que también afecta a la navegación recreativa, la pesca y el suministro de agua potable. Los expertos señalan que la situación es preocupante y que se necesita una respuesta urgente para evitar impactos aún mayores en la economía y el medio ambiente de la región.